En el barrio donde vivo, sobre la calle Comercio (Solano López), entre Asamblea y Rivera, estaba Cristalerías del Uruguay. En 1999 la fábrica cerró y la lucha de los trabajadores por recuperarla no prosperó en el mismo lugar, pero se mantuvo con cierto éxito en el Parque Tecnológico del Cerro.

Durante muchos años Cristalerías del Uruguay fue parte del paisaje desgastado que dejó el neoliberalismo, como las canchas de paddle. El espacio donde estaba la fábrica fue capturado por la burbuja inmobiliaria y hoy es un lujoso complejo de edificios para nuevos ricos.

Pero todavía quedan señas del paisaje desgastado.

 

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Por Asamblea y Espinosa está este viejo local, periférico a la fábrica, en el que se dejaba el vidrio para reciclar. Lo supongo por las montañas de vidrio que se acumulaban hasta hace poco. Atrás del paisaje desgastado la burbuja inmobiliaria. Como se puede ver los muros están pintados con todo tipo de cosas. Es y ha sido escenario de las luchas entre Nacional y Peñarol, todo el barrio vive esta disociación entre «Buceo es manya» y «Buceo es Bolso».

Caminando con Espinosa, en la esquina con Asamblea uno se encuentra con este muro

 

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La mirada perdida del Samurai, la referencia a Japón con ese sol rojo entre nubes blancas (la escuela Japón está a dos cuadras y puede no ser una casualidad), la espada descansando de la guerra. El muro no tiene firma, o no parece tenerla.

Al doblar por Asamblea uno se encuentra con este otro muro

 

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Es «Un día encantador» que nos lleva a otro exotismo, el del encantador hindú de serpientes. La serpiente, nada amigable en principio, está pintada sobre el portón de chapa. No podría decir si estaba antes del encantador, aunque los estilos de los dibujos son diferentes.

Ambos muros miran para otro lado, traen figuras exóticas, pintan otro mundo en el paisaje desgastado.

4 respuestas a “Otros mundos en un paisaje desgastado”

  1. Una de las cosas buenas de cualquiera de estas dos pinturas es que se nota que a sus autores les falta oficio. Buenas, porque eso quizá nos esté mostrando que los artistas en proceso de crecimiento ahora sienten el permiso social de trasladar sus experimentaciones a los muros. Cosa que es buenísima, por que practicando, precticando, se crece mucho.

    Pintar un muro grande no es fácil ni para los artstas callejeros más expertos, supone una planificación y una cierta práctica que no se agarra en dos muros. Ni que hablar que además, llevan mucho trabajo. Pero cuando ya pintaste cuatro o cinco, bueno, la cosa empieza a fluír.

    Seguro si le seguimos al rastro a estos dos artistas dentro de un par de años veremos cóomo se superan.

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    1. Gracias por tu comentario Yamandú. No me animaba a hacer un análisis tan preciso sobre la técnica aunque tuve esa sensación, sobre todo con el Samurai. No pude todavía saber quiénes son, pero si encuentro otros muros por el barrio seguro que los traigo al blog.

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      1. Hola Ale, estuve investigando un poco 🙂

        La obra del encantador de serpientes fue realizada en conjunto entre Juras Kebrar y AS1 (unos de los fundadores de KNCR Crew). Idem para el samurai y la firma wild style que hay al lado, mismos artistas.

        Abrazo!

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      2. Muchas gracias Ricardo, ¡sos un grande!
        Siempre develando los misterios del arte callejero
        Abrazo

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