Hace casi 10 años, en junio de 2005, la revista Katatay (Argentina) me publicó este artículo en el que pretendía reunir información sobre el estado de situación del debate sobre la dictadura cívico-militar en Uruguay. Cuando lo escribí el Frente Amplio acababa de ganar las elecciones y Tabaré Vázquez se había comprometido a investigar. La organización Madres y familiares de uruguayos detenidos desaparecidos lo expresa así en su página web: «El gobierno que asumió el 1º de marzo de 2005, presidido por el Dr. Tabaré Vazquez, reinició investigaciones que apuntaron a determinar el destino final de las víctimas. En el marco de esas investigaciones se logró ubicar, por primera vez en Uruguay, los restos de dos detenidos desaparecidos inhumados clandestinamente en predios militares. Por su parte el Poder Ejecutivo habilitó el inicio de procesos judiciales contra varios ex represores militares y policías». Desde entonces han pasado muchas otras cosas: continúan las investigaciones, no se logró anular la ley de caducidad, algunos siguen poniendo trabas a la verdad, a la justicia y a la memoria. Pero la lucha continua. Hoy es 20 de mayo, en unas horas se realizará la 20a Marcha del Silencio para reclamar Verdad y Justicia sobre los desaparecidos durante la dictadura. Nos vemos ahí.

Fotografía de Sandro Pereyra
Fotografía de Sandro Pereyra

El presente del pasado 

(debates sobre la dictadura civico-militar en Uruguay)

A juzgar por los debates y publicaciones de estos últimos años parece haber en Uruguay, grosso modo, tres modos de afrontar el pasado dictatorial reciente, además de la indiferencia. Uno, interpretar la dictadura cívico-militar como un momento «oscuro» de la historia nacional que es hora de dejar atrás. Un segundo, mantener y reproducir una interpretación de los hechos que se mantiene incambiada desde su origen y no admite diálogo posible. Y la última, continuar con la tarea de obtener un relato que permita superar los antagonismos todavía vivos.

En la posdictadura la memoria de muchos actores ha fluctuado entre el silencio y la palabra dicha o escrita. En los últimos años tres acontecimientos abrieron una nueva etapa en la discusión sobre el pasado reciente: la marcha organizada por los Familiares de Detenidos–Desaparecidos desde el 20 de mayo de 1996, reuniendo a una multitud silenciosa en el centro de Montevideo todos los años1; la creación de la Comisión para la Paz por decreto del Presidente Jorge Batlle, que comenzó a trabajar a partir del 2000 y que dio por finalizado su trabajo en el 2003 con la publicación de un informe; y las conmemoraciones de los 30 años del golpe de Estado en junio de 2003.

Este trabajo recoge una muestra parcial de la producción y el debate en torno a la dictadura uruguaya. Quedaron fuera del análisis, entre otros, las publicaciones periodísticas de Alfonso Lessa (2002 y 2003), el libro de Hebert Gatto sobre el movimiento tupamaro –que generó cierta polémica y algún intercambio de opiniones– o las re–ediciones de algunos textos que habían dejado de circular desde su publicación y que han aportado documentación e interpretaciones importantes del período.

La Academia: el pasado reciente revisado

El 28 de octubre de 1973 se firma el decreto por el cual la Universidad de la República es intervenida por la dictadura militar y su Rector y decanos son encarcelados. La casa de estudios conmemoró estos hechos con la publicación de diversos testimonios y una cronología de los hechos previos a dicha intervención, a cargo de Alvaro Rico (2003).

La publicación El presente de la dictadura. Estudios y reflexiones a 30 años del golpe de Estado en Uruguay compilado por Aldo Marchesi, Vania Markarian, Álvaro Rico y Jaime Yaffé recoge, en parte, el material presentado en las actividades realizadas en torno a los 30 años del golpe de Estado. Es, en realidad, el producto final de dos eventos académicos (junio–julio de 2003) que tuvieron una importante participación2 y se caracterizaron por la diversidad de puntos de vista y de actores involucrados en la temática. Ambos eventos fueron organizados por instituciones de la Universidad de la República: los Centros de Estudios Intedisciplinarios Uruguayos y Latinoamericanos (Facultad de Humanidades) y el Instituto de Ciencia Política (Facultad de Ciencias Sociales), aunque el Comité Organizador convocó también a la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. En este marco fue creada la Red Universitaria Dictadura, memoria(s) y Derechos Humanos que será una importante herramienta de conocimiento sobre la dictadura.

El libro se abre con una introducción de los compiladores, “Pensar el pasado reciente: antecedentes y perspectivas”, en el que se establece un “diseño” del proceso histórico que hicieron los estudios sobre la dictadura desde los sesenta hasta hoy. El análisis parte de los enfoques estructurales y socio económicos de la segunda mitad de los sesenta, marcados por las “teorías de la dependencia”, a los estudios de corte politológico de los setentas en los que se destaca la perspectiva institucionalista. En esta etapa, destaca el papel de algunos centros privados que suplieron a la Universidad intervenida en su función crítica y de investigación. En los ochentas estos enfoques prepararon el terreno para una transición pacífica al sistema democrático de partidos, en los que ya no cabía el reclamo de reformas estructurales de los sesentas (10-11).

El panorama se cierra con el apartado titulado “La apuesta a la subjetividad” en el que se analizan los enfoques posdictatoriales. El impacto de la Ley de Caducidad (1989) en el ámbito académico fue “la casi total desaparición de la discusión acerca de la dictadura y la transición” (12). La “marcha del silencio” de Madres y Familiares colocó nuevamente el tema en la agenda pública. Los autores reconocen que a partir de ese año se registra “un aumento de la producción de corte testimonial, periodístico y académico, así como en la realización de diversos eventos con altos niveles de participación y en una mayor discusión pública” (12). La perspectiva de la subjetividad, según los autores, está centrada en la memoria colectiva en tres niveles diferentes y tienen como marco la reflexión sobre la posmodernidad: por un lado, el enfoque de las pujas por el pasado llevadas adelante por actores colectivos, en el que se destaca Elizabeth Jelin en Argentina; por otro, el enfoque psicoanalítico de autores como Marcelo y Maren Viñar; y una tercera línea de “estudios culturales” cuyos exponentes, según los autores, son Hugo Achugar en Uruguay y Beatriz Sarlo en Argentina (13).

Dentro de las tendencias actuales los autores destacan también el renacimiento del testimonio con perspectivas que no estuvieron presentes en los años ochentas como la del dictador Bordaberry publicada por Miguel Ángel Campodónico (2003) y el “único” testimonio del militar Jorge Troccoli en La ira de Leviatán (1996). A esta nómina habría que agregar las memorias del General (r) Oscar Pereira, un testimonio en el que se reconoce la tortura y la existencia de una coordinación de los ejércitos de la región para la represión y la desaparición de personas conocido como el Plan Cóndor.

Sobre este punto en particular es interesante la novela de Pablo Vierci 99% asesinado (2004) que ficcionaliza el caso Berríos, un bioquímico chileno que paradójicamente colaboró con el régimen pinochetista y fue desaparecido en el Uruguay de la posdictadura por militares involucrados en el Plan Cóndor. La novela se construye a partir de dos discursos ficcionales: el del procurador Enrique Sena, asistente de la Fiscal Penal Patricia Prado; y una serie de Folios numerados que el mismo iba a entregar a Franco, un periodista que, luego del fracaso de la justicia, publicaría la investigación hecha por la Fiscalía. En la “Advertencia al lector” el narrador se apoya en una clara división entre lo imaginado y el caso “real”, un contrato de lectura que no hace más que invitar al lector a jugar entre un orden y otro. En este sentido la novela puede leerse en paralelo con dos investigaciones sobre el caso: cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.3

Uno de los importantes aportes de El presente de la dictadura es su diagnóstico sobre la investigación del período (dispersión de temas y enfoques, falta de un eje predominante, desconexión entre las investigaciones) y su propuesta de agenda a futuro: el análisis de la violencia política y el terrorismo de Estado; la caracterización del régimen autoritario (gobierno, administración pública, orden jurídico de la dictadura) y sus consecuencias sociales; y un análisis de la dimensión regional e internacional del autoritarismo (20-27).

¿Cuándo, dónde, cómo, por qué, quién?

Hasta el año 2003, el informe más completo y sistemático sobre las desapariciones durante la dictadura militar era Nunca Más (1989) editado por SERPAJ (Servicio de Paz y Justicia). Sin embargo en el 2004 la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos publica A todos ellos, en el que se recoge la información obtenida por la Asociación y por la oficial Comisión para la Paz (introducida en recuadros grises dentro del texto). Tal vez a contrapelo de la intención presidencial de “cerrar” el tema desaparecidos con la labor de la Comisión para la Paz, las madres y familiares afirman con claridad que esta “no culmina un camino, oficialmente lo comienza” (21).

El informe cuenta con una serie de textos introductorios: una nómina de los uruguayos detenidos-desaparecidos, un “Prólogo”, una “Introducción” y un texto titulado “Un largo camino” en el que los testimonios de las Madres narran cómo se fueron construyendo los lazos entre los familiares hasta el presente. A excepción del prólogo de Tomás de Mattos y un estudio del Psic. Victor Giorgi “Los costos del silencio”, ninguno de los textos tiene autor. Se trata de una voz colectiva: “Acá no hay jerarquías, somos todos iguales” (31), un colectivo que intenta hacer público un pasado personal. Como señala de Mattos: “No se trata únicamente de ayudar a sus familias a procesar un duelo tan injusto. Se trata de entender lo que pasó y de aplicar a nuestro presente el resplandor de la comprensión de ese pasado” (17). Porque el horror, según el prologuista, no terminó sino que cambió de territorio, sigue latente en Afganistán, Chechenia, Irak, Palestina (15).

Uno de los pasajes más significativos del relato de las Madres es el momento en que se toma conciencia de que se es “familiar de un desaparecido”:

…la desesperación de no dejar la casa sola nunca por si había algún llamado telefónico; la esperanza de cada día y la desesperanza de cada día; una desesperación desde las entrañas; una impotencia; una locura; una angustia de muerte. Durante largo tiempo no pensamos que se trataba de algo definitivo (27)

Todas esas sensaciones quedan atrás, unas páginas más adelante, esa voz colectiva reconoce que están muertos, que su lucha es por recuperar los cuerpos y enterrarlos, y sobre todo, por saber la verdad. Esta nueva búsqueda se expresa en su consigna: “¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Quiénes? ¿Dónde?” que nos interpela como ciudadanos y que interpela a quiénes son responsables o cómplices con su silencio.

Otros Sujetos / otras memorias

A la salida de la dictadura se produjeron los primeros usos de la memoria como instrumento político. Una simple mirada superficial por las publicaciones de aquellos años permite preguntarse si no era una memoria masculina la que enunciaba, denunciaba, historiaba y difundía el horror de la tortura y la dictadura. La novela El furgón de los locos (2001) de Carlos Liscano, es el producto literario más logrado de esta memoria masculina. Algunas voces femeninas aparecieron, claro, pero como excepción. Un rasgo distintivo de estos últimos años es la aparición de dos colectivos de ex-presas políticas: el Taller “Género y memoria ex–Presas Políticas” (2001-2003) y el “Taller Vivencias de ex-presas políticas” (2004), que decidieron reunir sus esfuerzos recientemente.

La publicación Memorias para armar es quizá el proyecto más removedor de los últimos años por el modo en que esta memoria de género se hizo pública. No se trata de una historia épica, si se quiere masculina, no se trata de una sola voz monolítica, se trata de una convocatoria abierta para que las mujeres uruguayas relataran sus vivencias, estuvieran en el lugar que estuvieran. Se presentaron miles de textos, de todo tipo: poemas, relatos, crónicas, recuerdos, anécdotas que una Comisión selecciona para cada volumen4.

En el prólogo firmado por dicha Comisión se explicitan algunos criterios utilizados en el armado del libro:

Esto no es un concurso, claro. Se dice fácil, pero fue muy difícil elegir los textos para este primer tomo, porque todas las historias valen lo mismo, todas llevan la carga de una experiecia vivida y superada con coraje. Todos los testimonios exhiben la valentía adicional de haberse animado a compartir esas memorias personales para que integren la memoria colectiva. Leímos y releímos, y volvimos a leer, intecambiamos opiniones, y buscamos que esta primera entrega reflejara una variedad suficiente como para trazar un retrato válido de lo que fue la resistencia de las mujeres ante la injusticia y la arbitrariedad. (2001:12)

No se trata entonces de una memoria de mujeres dirigida a otras mujeres, sino de este grupo particular hacia un colectivo más amplio, al que se pretende persuadir. Las mujeres del Taller son concientes de la tarea que tienen hacia el futuro y lo expresan con total claridad:

Este no es un libro más; aquí pensamientos y sentimientos de muchas mujeres se conjugan para recomponer el pasado, para reafirmar con orgullo o con modestia, que tenemos que dejar para las generaciones venideras las vivencias de aquellos años dolorosos, y valientes, ejemplo y protección en el futuro.

Estamos convencidas que este libro, en el que hemos puesto nuestro amor y nuestra confianza, también será leído así, así se releerá, se regalará, se prestará, en una siembra sin fin.(2001:9)

Los textos de la memoria no tienen fin, no pueden ser controlados y las mujeres de este colectivo no reclamarán su autoría. Al revés, invitan a que estos recuerdos se diseminen en el colectivo mayor que integran. Estos relatos, y lo explicitan en la presentación de su segundo libro, se oponen a la “verdad oficial” con las “múltiples verdades de las mujeres comunes” (7)

El presente reciente

El 1º de marzo de 2005 asume la presidencia de la República el Dr. Tabaré Vázquez. La izquierda toma así el poder institucional terminando con un siglo de hegemonía de los partidos tradicionales. En su discurso público difundió las primeras medidas de su gobierno entre las que se encontraba su compromiso por llegar a la verdad sobre los desaparecidos en Uruguay. En ese marco anunció el comienzo de las excavaciones en los Batallones 13 y 14, y en los que fuera necesario, para encontrar los restos de los desaparecidos. También explicitó que los asesinatos de Héctor Gutiérrez Ruiz, Zelmar Michellini y María Claudia García Irureta Goyena, nuera del poeta Juan Gelman, no estaban comprendidos en la ley de Caducidad y serían investigados. Este cambio en el enfoque de nuestro pasado reciente por parte de un gobierno terminará con dos décadas de silencio, complicidad y falta de voluntad política respecto a la violación de los derechos humanos de la dictadura civico–militar uruguaya.

Alejandro Gortázar

Notas

1 La marcha comienza en la Plaza de los Desaparecidos y recorre el centro de la ciudad encabezada por los familiares, culminando en la Plaza Libertad. En ese momento se lee la nomina de detenidos desaparecidos y finalmente se canta el Himno Nacional.

2 Se estima que participaron unas 3000 personas, con un alto porcentaje de jóvenes entre 17 y 25 años.

3 Se trata de un trabajo períodistico a cargo de Samuel Blixen (1995) y otro desde la academia, por Faraone y Cheesman (2002).

4 La Comisión está integrada por: Graciela Sapriza, Rosario Peyrou, Lucy Garrido y Hugo Achugar.

Bibliografía consultada

Blixen, Samuel. El vientre del Cóndor. Montevideo: Brecha, 2000 [1994].

Campodónico, Miguel Ángel. Antes del silencio. Bordaberry. Memorias de un presidente uruguayo. Montevideo: Linardi & Risso, 2003.

Faraone, Roque y Robin Cheesman. El caso Berríos. Estudio sobre información errónea, desinformación y manipulación de la opinión pública. Montevideo: Universidad de la República, Universidad de Roskilde y Nordan, 2002.

Gatto, Hebert. El cielo por asalto. El Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) y la izquierda uruguaya (1963-1972). Montevideo: Taurus, 2004.

Lessa, Alfonso. Estado de guerra. De la gestación del Golpe del 73 a la caida de Bordaberry. Montevideo: Fin de siglo, 2003 [1996].

–––. La revolución imposible. Los tupamaros y el fracaso de la vía armada en el Uruguay del siglo XX. Montevideo: Fin de Siglo, 2002.

Liscano, Carlos. El furgón de los locos. Montevideo: Planeta, 2001.

Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos. A todos ellos. Informe de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos. Montevideo: MFUDD, 2004. (Parte 1 y Parte 2)

Marchesi, Aldo y Vania Markarian, Álvaro Rico, Jaime Yaffé (comp.) El presente de la dictadura. Estudios y reflexiones a 30 años del golpe de Estado en Uruguay. Montevideo: Trilce, 2004.

Pereira, Oscar. Recuerdos de un soldado oriental del Uruguay. Montevideo: s/e, 2004.

Rico, Álvaro. La Universidad de la República: desde el Golpe de Estado a la intervención. Montevideo: Universidad de la República, 2003.

Taller Género y Memoria Ex–Presas Políticas. Memoria para armar uno. Montevideo: Senda, 2001.

–––. Memoria para armar dos. ¿Quién se portó mal? Montevideo: Senda, 2002.

Taller Vivencias de Ex–Presas Políticas. Memorias de Punta de Rieles en los tiempos del penal de mujeres. Montevideo: Junta Departamental de Montevideo, 2004.

–––. De la desmemoria al desolvido. Montevideo: Taller Vivencias, 2004.

Vierci, Pablo. 99% asesinado. Montevideo: Alfaguara, 2004.

2 respuestas a “El presente del pasado”

  1. ¡Excelente! Lo de la ley de caducidad es una cagada.
    No podré estar en esa marcha físicamente pero estaré de alguna manera.
    Si puede/quiere haga una crónica, una foto, una línea de lo que pase…o de lo que le pase allí.
    También el título está muy atinado.
    Ya me dan ganas de leer El furgón de los locos y Memorias para armar.
    Abrazo 🙂

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    1. Gracias como siempre Sudaca. Hacía un tiempo que por distintas razones no pude estar en la marcha, pero este año voy a ir. Capaz que le escribo esa crónica. Ya se enterará. Un abrazo y gracias por leer y comentar.

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