El año pasado, en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Uruguay, Estuario reeditó dos libros pioneros en el estudio de las políticas culturales de la dictadura civil y militar: 1975: año de la orientalidad. Identidad, memoria e historia en una dictadura, de Isabella Cosse y Vania Markarian, y El Uruguay inventado. Reflexiones sobre el imaginario de la dictadura, de Aldo Marchesi. Ambos habían sido publicados por la hoy inactiva editorial Trilce, el primero en 1996 y el segundo en 2001.
La referencia a la editorial Trilce resulta capital para comprender las condiciones de enunciación de las dos investigaciones. Tanto Markarian y Cosse como Marchesi, señalan a un conjunto de investigadores que plantearon una revisión teórica de la nación desde una mirada interdisciplinaria y cultural. Los nombres que se repiten, que aparecen en los agradecimientos o en las citas y la bibliografía son: Hugo Achugar, Gerardo Caetano, Carlos Demasi, Álvaro Rico, José Pedro Barrán, Marcelo Viñar y Maren Ulriksen, entre otros. Estos investigadores renovaron los repertorios teóricos y metodológicos en diálogo y tensión con un conjunto diverso de autores que se dedicaron a teorizar sobre la nación y a proponer búsquedas empíricas innovadoras como Pierre Nora, Eric Hobsbawm, Benedict Andreson o Homi K. Bhabha, por citar algunos. Aparecen también algunas referencias latinoamericanas como el libro Culturas híbridas de Néstor García Canclini o los trabajos de Elizabeth Jelin.
La reedición de estos libros tiene valor por el contexto en que fueron escritos y por lo que propusieron y analizaron, pero también por los prólogos nuevos que tanto Cosse y Markarian como Marchesi agregaron a la publicación original. En ambos casos, en el texto agregado se pone en perspectiva lo hecho, se destacan los aciertos y se hace autocrítica, al mismo tiempo que se da cuenta de lo ocurrido en la investigación del pasado reciente desde aquel contexto de origen al de hoy. Esta actualización sirve también de justificación, creo, para la reedición de las versiones originales sin modificaciones sustanciales. Hay apenas un texto agregado, que dialoga con el libro y que circuló en Buenos Aires, en el caso del libro de Marchesi.
Las dos investigaciones resistieron el paso del tiempo: siguen teniendo vigencia por ser pioneras, y se resignifican en el contexto de los estudios sobre el pasado reciente, que tanto los autores como otros investigadores e investigadoras, contribuyeron a consolidar en los últimos 25 años. Dialogan también con nuevos campos como la historia de las “derechas extremas” como sostiene Marchesi en su prólogo a esta segunda edición.

Nuevas perspectivas, nuevos objetos
El libro de Cosse y Markarian analiza las conmemoraciones por los años de la “Cruzada libertadora” liderada por Juan Antonio Lavalleja en 1825. Todas las acciones de la dictadura se agruparon intencionalmente bajo la consigna del Año de la Orientalidad en 1975. El libro de Marchesi se ocupó de los informativos para cine y los documentales de la Dirección Nacional de Relaciones Públicas (DINARP). Los dos trabajos surgen de una inquietud o insatisfacción sobre el estado de la investigación sobre la dictadura civil y militar. Ambos también proponen alternativas a las lecturas políticas o económicas de la dictadura, desde la perspectiva de la historia cultural.
Los libros presentan fuentes poco, o más bien nada, visitadas por la historia: la publicidad gráfica, los noticieros para cine, los sellos, las monedas, los actos públicos que se ven en los documentales, la estatutaria o el nomenclator de las calles y rutas nacionales. Corren el foco de las fuentes escritas (sin abandonarlas) y dan lugar a la visualidad como problema para la historia como disciplina. Esto representa un cambio metodológico importante en relación a las formas locales de hacer historia en el momento en que aparecen las dos publicaciones.
En ese marco innovador en lo conceptual y en lo metodológico es que impulsan una pregunta por los modos en que se hegemonizó el proyecto de la dictadura en la sociedad uruguaya, por el rol central de la historia en la “legitimación autoritaria” (Markarian y Cosse) o por la importancia del audiovisual y de la cultura en general, como el discurso tradicionalista o folklórico o el deporte, como “camino de acercamiento de la dictadura hacia lo sociedad” (Marchesi). Ambos trabajos apuntan en la dirección de las operaciones ideológicas y culturales propuestas por la dictadura militar para hegemonizar su interpretación de la historia y su concepción de la identidad nacional, para establecer la continuidad de aquel pasado heroico con el presente y, sobre todo, con el futuro que imaginaban.

Nunca más
Los cambios de perspectiva, las búsquedas de nuevos problemas y nuevas fuentes que aportaron estos dos libros impactan en el campo de las ciencias sociales y humanas y en las prácticas de investigación locales, contribuyen también a insertarse en la discusión teórica y disciplinar fuera de fronteras. Pero además del interés académico está también lo generacional. Esto aparece expresado con más claridad en el nuevo prólogo de Cosse y Markarian: «Nos sentíamos parte de una generación que hoy podríamos llamar la del “Nunca más” por su rechazo a la dictadura, pero también porque vivía la clausura de la cuestión en la sociedad uruguaya. Con este libro nos negamos a aceptar ese silencio». La investigación sobre la dictadura tiene también una dimensión personal, y personal aquí significa político.
Las autoras entienden que su investigación desarma un sentido común extendido en su «entorno intelectual más inmediato», la idea de que la dictadura había sido «pura destrucción» y que estuvo signada por «la ausencia de iniciativas culturales». El libro discute la metáfora del «apagón cultural» y la idea de resistencia que surge como «imagen espejada», y que valora solamente «la producción que se opuso de modo militante a la destrucción represiva». Creo que negarse al silencio y romper con cierto sentido común sintetizan muy bien el cruce de lo personal y lo político que las autoras proponen. Fue un gesto importante en aquel entonces y lo es ahora.
La reedición de estos dos libros, ya fuera del mercado hace años, es un acontecimiento destacable en el escenario de la conmemoración de los 50 años de la dictadura civil y militar en Uruguay. Este año se han hecho publicaciones nuevas, reimpresiones y otras reediciones. Es esperable que, en lo que queda del año, esta tendencia continúe. Esperable y deseable, si se contribuye a comprender mejor lo que sucedió en la dictadura y cuál es el sentido del nunca más.
Nota publicada originalmente en Semanario Brecha, 22 de setiembre de 2023.









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