A fines del año pasado subimos una nota sobre dos textos publicados en el Complejo de Unidades N.º 4 “Santiago Vázquez” del Instituto Nacional de Rehabilitación (antes COMCAR). Se trata de Sobrevivir, una novela testimonial de Luis Godoy y Libres de Mentes, una revista editada y diseñada por personas privadas de libertad. Ambas publicaciones fueron elaboradas en el marco de un taller editorial coordinado por Manuel Barrios y Ana Mercant, docentes del Programa Nacional de Educación en Cárceles de la Dirección Nacional de Educación del MEC.

El docente Manuel Barrios nos comentó que el taller “Editar la cárcel” seguirá funcionando en 2024 en el sector educativo de la Unidad 4 y trabajará en aquellos proyectos editoriales que los participantes del taller propongan, y que la revista Libres de Mentes prepara un segundo número.

El docente también compartió con nosotros una carta del escritor uruguayo Mario Delgado Aparaín dirigida a los integrantes del taller. Compartimos el texto completo de la carta.

Queridos hermanos,

soy Mario Delgado Aparain y al igual que Luis Godoy, soy un escritor uruguayo. Gracias a la maestra M, pude tener en mis manos Sobrevivir, de Luis Godoy y Libres de mente. Realmente me quedé tan asombrado como emocionado, al comprobar el altísimo nivel de creación y de reflexión en torno a la intensa experiencia de vida, que llevan ustedes día a día y noche a noche.

Quiero afirmar, sin temor a equivocarme, que Sobrevivir, no solo es literatura pura, sino que se trata, como dicen los franceses de una excelente nouvelle (o novela corta), donde está muy bien mostrado el conflicto interior del ser humano, en donde la reflexión sobre la pérdida de la libertad, muchas veces lleva a emprender un viaje por el pasado, desde la niñez hasta la madurez, permitiendo resultados grandiosos.

En la historia que narra Luis, se percibe una verdadera pintura del barrio, de las calles, de los aromas de la cocina de la casa. Pero, sobre todo, verdaderos retratos de los seres queridos, los “amados hijos”, los “queridos hermanos”, expresiones que al fin se convierten en un emocionado homenaje, cuando se habla de la “noble y gran madre”, la que “nunca falla”, la que está siempre “al pie del cañón”. Se trata de un verdadero canto al amor. Realmente. De más está decir que en la vida de nuestras ciudades, sobran los ejemplos de personas, ricas y pobres, que pasan la vida entera sin encontrarle un sentido a la vida, sin conocer la felicidad y el amor, porque están presos de sus ambiciones estúpidas, de sus egoísmos enfermos y nunca han conocido la verdadera libertad interior.

Y así se les va la vida, sin haberla vivido como Dios manda. “Siempre ha estado en mi el sentimiento de ser solidario con el otro”, escribe Luis en la página 26. “Por eso, cuando veo algún ingreso, intento alcanzarle un trozo de jabón y una toalla”. Lo que hay aquí, son valores universales, la solidaridad, el amor al prójimo. Y pregunto yo: ¿Qué más precisamos para ser felices?

Vengo de una época en que miles de hermanos y hermanas, cayeron en prisiones donde los presos no tenían ni maestros ni maestras que los ayudaran a ordenar sus cabecitas doloridas y castigadas por tener ideas diferentes. Sin embargo, muchos se salvaron escribiendo sobre sus propias experiencias. Y de ellos aprendí que escribir salva. Y todos podemos escribir, porque todos tenemos una buena historia para contar, como esta, como Sobrevivir, donde Luis hace una pintura impresionante sobre la condición humana. No dejes de escribir, hermano querido, estás en condiciones de entrarle a una buena novela testimonial.

Y más o menos lo mismo, me produjo Libres de mentes. Que de paso, me pareció un título maravilloso. En ese lugar, donde “el encierro es una posición filosófica equivocada”, me encontré asombrado con los testimonios de Guillermo Morales, Miguel Ángel Fernández o, por citar uno más entre muchos, a Iván Silva, recordando cuando era lobo y estaba siempre huyendo de la gente. O el impresionante mea culpa de Enrique Piñeyro y sus reflexiones sobre la naturaleza de la madurez y del significado de los seres queridos que se fueron.

Les aseguro que disfruté y me emocionó mucho mucho, “escuchándoles” sus historias y reflexiones. Y por último les cuento que siempre me encantaron las historias de lobisones y hombres – lobos. Tanto me encantaron, que junté en un libro, los cuentos y leyendas de lobos de màs de treinta escritores de todo el mundo. El libro, donde también cuento la historia de la leyenda del hombre lobo, desde la antigua Grecia hasta el presente, se llama Viernes con lobos y les prometo que les haré llegar con todo gusto el libro, a través de la maestra. Eso sí, a la cama temprano los viernes, antes de las doce.

Con un abrazo agradecido por dejarme entrar en las historias, los despide

Mario

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