Sobre Cacophony (2024), álbum debut de Paris Paloma
El feminine rage podría decirse que es un nuevo movimiento artístico, cuya finalidad es mostrar y expresar la vulnerabilidad, la angustia, el enojo, la frustración, y sobre todo la ira, en su máximo esplendor. Es poder mostrar a las mujeres llegando y sobrepasando sus límites, escapando de toda norma. La ira femenina no es una lágrima que cae por una mejilla. En el cine, algunos de sus exponentes podrían ser Pearl (2022) o Midsommar (2019). Todos estos sentimientos se ven llevados al borde en el álbum debut de Paris Paloma, una artista británica, alternativa y emergente.
La primera canción grabada para este álbum, “Labour”, habla por sí misma. Una mujer atada a una vida de servidumbre, de agachar la cabeza, de querer irse y no poder. En el video musical se vuelve visceral. La cabeza levantada, las palabras dirigidas hacia el personaje masculino, el dolor y la rabia que se sienten con los coros, la letra, y la música que se vuelve más violenta, retratan a la mujer que ya no calla, que ya no es sirvienta. Esta canción se volvió viral en redes como TikTok, sobre todo el coro final que dice: “todo el día, todos los días, terapeuta, madre, mucama / ninfa y luego virgen, enfermera y sirviente / tan sólo un apéndice, vive para atenderlo / así él nunca levanta un dedo / 24/7, máquina de hacer bebés / así él puede vivir su sueño de vida urbana / no es un acto de amor si la hacés hacerlo / me hacés hacer mucho trabajo”. La traducción es bastante humilde, así que pido disculpas.
Sin embargo, ahí está la rebelión contra la servidumbre y, claro, el feminine rage. De todas maneras, “Labour” es tan sólo una de las 15 canciones que presenta en su álbum Cacophony. Según la Real Academia Española, cacofonía significa “sonido desagradable que resulta de una determinada combinación repetitiva de los elementos acústicos de una palabra o una secuencia de palabras”. Desagradable o inarmónico podría decir. El álbum, no obstante, toma como base El viaje del héroe de Joseph Campbell.

La canción “my mind (now)” es el inicio del viaje. De su viaje. Qué fue lo que hice mal, se pregunta. “Mientras yo recogía frutillas, vos juntabas munición para usar”. En la canción siguiente, continúa mostrando esa inocencia y servidumbre: el ser una persona que busca complacer al resto. Llega, en su viaje, a “his land”, un lugar donde siempre hay olor a humo entre los campos empapados, y donde hay un hombre con un hacha en la sombra, secreto y privado. Se da cuenta que este hombre no tiene regulación emocional y empieza su próxima canción con: “está golpeando las paredes de nuevo”. “El no sabe que está pavimentando / el camino para mi escape cada vez / rayo otra línea”.
Así es como llega a la primera canción que presenté: “Labour”. Acepta que no puede estar ahí, que si llegasen a tener una hija tendría que verla correr su mismo destino y por eso debe escapar, para deshacer el error que cometió. “Por lo menos tengo que intentar”, canta. Él se deleita con su sufrimiento y lo que ella llega a decir es que él está jugando con su poder desde hace tiempo. “Knitting song” es una canción de vulnerabilidad y compañerismo. Su abuela le está enseñando a tejer y le arregla lo que sus pequeñas manos no pueden hacer. Años después, otra chica de su edad le pide ayuda con su bufanda y ella simplemente repite lo que aprendió de su abuela. Entre tanto abuso y dolor, esta canción es un respiro perfecto.
En la mitad de su viaje conoce a su guía: una mujer de labios muy rojos y una cara tan lineal como telarañas. Es ella quien le abre los ojos ante sus alrededores. Le pregunta: ¿cómo hacés para amarte tanto a vos misma? Ella le dice: “cada vez que estás teniendo éxito / hay un hombre en algún lado, hirviendo / y el rencor es una buena razón para tomar su poder / cuando odias el cuerpo en el que estás / oh amor, estás actuando sólo para él / mientras él cuenta su oro y billetes en su torre de marfil / nuestro miedo llena sus bolsillos, amor / así que tomá esa rabia y embotéllala / y poné una gota en su copa de vino”. Ese veneno, la rabia en la copa de vino, la liberará. El mundo explota y ella es lanzada en una cápsula de escape con el espacio suficiente para una cama y una ventanita desde la que ve su casa explotar. Al volver, se convierte en la última mujer en la tierra.
Y “last woman on earth» es de las canciones más viscerales de todo el álbum. Toma la pregunta que ronda por redes sociales: ¿qué preferirías? ¿estar en un bosque con un hombre o con un oso? La respuesta de ella es tan simple como angustiosa. Empieza con un pedido: crémenme, llévenme a la seguridad. Pide que no la sepulten, que no corra el riesgo de tener su tumba y su cuerpo usurpados. Y después responde: déjenme con las bestias y los osos, preferiría que el festín fuese suyo; ellos no pueden reservar parcelas vecinas ni pedir ser enterrados encima. Déjenme, dice, por un día o dos, para estar segura de estar azul; desde el primer momento en que respiré, no soy un objeto de deseo. Luego lo repetirá, pero cambiando bestias y osos por árboles y aire, y estar azul por tener los dedos verdes.
“The warmth” es la anteúltima canción. Es donde termina el viaje: en la seguridad. No me puede lastimar, canta. Sabe que está ahí, que todavía está cerca, pero el calor -aunque también puede ser traducido como afecto- está regresando, y al regresar ya nada la puede lastimar. Su cuerpo helado va volviendo a la vida entre los árboles y el cantar de los pájaros, donde se siente segura. La última canción cierra el viaje. “Nuestros caminos jamás volverán a cruzarse y así es como lo quisiste”, empieza. “No te conozco / me gustaba pretender que lo hacía / no somos nada más que mitos ahora / que ninguno de los dos cree”.
El feminine rage se termina una vez completada su explosión, una vez que la mujer por fin se siente a salvo. Y, en el caso de este disco, coincide con la culminación del viaje de esta heroína. Un viaje interior, literario. Un viaje de abusos.
Creo que no debe llamar la atención la belleza poética que hay en cada una de las canciones, ya que Paloma, de niña, quería ser escritora. El álbum es un entretejido de una y de tantas historias. Es un disco que estalla en dolores, en agonías, en rabia. Que la dulzura de la voz de Paloma no les engañe, lo que cuenta, enfurece. Que la música tampoco les engañe, a veces acompaña, sí, pero muchas veces es un disfraz. Cacophony es la primera muestra de lo que puede dar y de lo que puede traer, tanto musical como poéticamente.









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