Palabras de Roberto Echavarren sobre Soma

La obra de un poeta, cuando tiene un calibre de dificultad, es un desafío para el lector. Vale decir no se puede enfrentar el texto con categorías propias, sino que hay que tomar en cuenta las categorías que la obra plantea, como instrumentos para explicar la vida y las circunstancias. Se trata de un aprendizaje. De cómo leer a esa obra o a este poeta. ¿Qué nos plantea? La obra de un poeta es una singularidad de predicamentos, es el punto en que la mente ha decidido marcar su terreno, es el fuerte, la fortaleza, el espacio propio, que nos hace respirar en una burbuja diferente.

Una obra poética es una tarea de resistencia al exterior invasor con sus rutinas y opiniones. El poema pasa del sentido al sinsentido, en ese borde móvil cuando la tarea de escribir se juega a una exploración del propio estado o el propio Soma, como reza el título de Manuel Barrios. Porque el soma está en rigor fuera de la lengua, y el poema oscila entre hilar sentido o despedirse del idioma. “El lenguaje se estrujó y nadie pudo contener el impulso de olvidar el habla. Gruñíamos como abejas volando de una misma forma. Los perros salvajes no buscaron sentido sino acción”.

La letra, nos dice, mata. Lo presente se olvida. Y el futuro es una conjetura virtual. ¿Qué permanece de la letra? El pensamiento son ocurrencias y siguen hilos aleatorios que no duran, se olvidan.

Quizá el ladrido de un perro dure más que las ocurrencias de nuestro pensamiento. “La única paz está en el ladrido / de mi perra que seguirá sucediendo aunque yo no esté allí”. Nos quedamos en la condición animal, un momento de respiración, de silencio y paz. “La noche borra nuestros nombres hasta deshacerse del lenguaje”. Por lo tanto el poema, enseñoreado de todo, no tenía nada. Nos quedamos con la caja vacía en que fue puesto en caja. En un momento de lucidez “puntiaguda” pone en cuestión los sentidos de nuestro estar en la vida, o la mera subordinación al sentido.

Otro modo de puesta en cuestión que aparece en los versos de Soma es la resistencia a la significación, los adjetivos o los verbos son desusados, no corresponden con los sustantivos. Se forman conceptos imposibles, resistentes, opacos, si no fuera por la luz de imaginación que exponen, o por la música y textura significante. Siempre podemos volver a la vida animal dejando de lado las palabras. Porque “llegó para comer y no decir”.

El poema es un objeto resistente que se deshace en cualquier momento. Acontece la clara visión, con humildad por haber recibido la vida. El poema nace como “un designio ondulado en un espació sin paredes”. Ondula o modula la dicción y produce algo nuevo. El movimiento ondulatorio ocurre en un espacio sin paredes, sin referentes exactos. Es una manera de decir anexacta, un designio ondulado, algo diferente al modelo de la conversación común regida por núcleos de referentes y cierta costumbre de uso. Es una lengua desusada, una modulación diferente, que no llega a ser un segundo idioma, sino un corrimiento, una desfiguración del decir acostumbrado.

El impulso del verso nos eleva a un mirador oscilante que cede a nuestro pie y caemos como Ícaro o Faetón. La visión que se alcanza a esas alturas no deja de ser confusa, sólo hay una experiencia del vuelto, pero no conocimiento cierto. “Me subí a la única elevación por encima de mi frente compuesta por admiración y júbilo / pero fue tan confusa aquella euforia que vi caer mi cuerpo a un océano de vidrio repleto de lana sólida.” Ascenso, lucidez momentánea y “confusa”, y caída. No otra cosa puede obtenerse de la exaltación poética. Algo está a punto de comprenderse, parece se va decir, y no se puede.

En conclusión, la aventura poética es asumida con humildad y sin buscar comprender, siguiendo subidas y bajadas de un impulso con magro triunfo. Pero ya no se espera comprender. Lo que se acepta es la vida misma:

Entonces me quedaba bajo el cielo sin importarme quién había mientras las espigas de trigo se cortaban. La comunión en nuestro canto nuevo me pareció rarísima. El encanto voló sin su camisa rubia. Los saltos que dieron los niños en su ronda hicieron maremotos con la textura de su vuelo. Eso no había sido escrito por nadie y a mí me hacía tan alegre.


Soma de Manuel Barrios. Colección Banda de Cucús, Montevideo, Milena París, 159 páginas.

Selección de Soma de Manuel Barrios

Hôtel-Dieu

1.

Te conozco del país de la poesía. Una nación sin noción para el trabajo. Una comunidad silente que de a ratos implosiona de exigencia y severidad.

Son las 5 de la mañana y te veo de nuevo. Ya sin ganas para obrar pido se me conceda pernocte en el santo hospicio. Hacia allí iré para estar dispuesto y yacer sin necesidad de ruegos.

*

2.

Hay un libro acostado sobre mi cama con el título «libro de los lamentos».

También una interpretación al libro de los lamentos que se despierta en mi cama.

Duermo con el libro de los lamentos como almohada.

Mi almohada es el libro de los lamentos.

*

3.

Dices «las estrellas no se mueven», pero las estrellas no son más que ojos salidos de una página de un libro llamado «libro de los lamentos», el cual escribes de manera aleatoria con la ciega confianza de que el mismo habrá de escribirse solo.

Que si lo escribes es porque ya estaba escrito. Y cada cosa que existe fue escrita antes en el cielo. De ahí tu mundo plano. Como es abajo es arriba. Tus poemas se sostienen en palabras que se hunden hacia el infierno. Esa es la única razón por la cual nos es dada la ocasión de escribir la palabra infierno. Escribir la palabra cielo cuando cae del cielo.

Una mañana

REPLETA DE PROBLEMAS

en los cuales coincidir.

*

Nunca entonces antes

sentí mi cuerpo A OTRO NIVEL

EN OTRA ESCALA DE AFECTOS

como lo hice el día

en que amé en la intemperie.

*

Si hago mi casa a expensas de la tuya

ES QUE EL AFUERA ME PERTENECE.

Lo mismo hago el dolor en verdadero contagio

YO TE AMO TANTO

SOS TAN HERMOSE.

*

El amor es una herida en la que entramos

y no salimos indemnes.

Siempre que haya un árbol, habrá una casa

i

Siempre que haya un árbol, habrá una casa.

Toda casa, que se precie de tal, incluye un árbol.

Árbol genealógico.

Nidos de familias enramadas en sueños.

ii

Entonces, si voy de viaje, mi casa va conmigo.

No existe, por definición, una casa sin cuerpo para habitarla.

La casa abandonada nunca está abandonada, algo habita siempre.

Un libro es una casa. No viajo con libros, los libros viajan en mí.

iii

Sí, tienes una casa, ¿pero tienes un árbol

en tu casa?

Y de tenerlo, ¿lograrás conservarlo?

Las raíces del árbol navegan bajo tierra

y pueden hacer temblar tu casa.

iv

Los árboles son lo mismo que la poesía:

no se venden.

Nacen en tierras extranjeras

junto al dominio que les da cabida.

Al pie del río comen, beben y leen junto a la canción del desierto.

A LAS ORILLAS DEL RÍO NEGRO

resuenan las voces de una tierra hueca.

A las orillas del Río Negro

un cuerpo abandona una espada

para que otro la posea.

A las orillas del Río Negro

guías de la fertilidad enseñan

el trazo que surcan los campos.

Una línea que se hunde en la cara del mar.

A las orillas del Río Negro

los peces abandonan su traje de metal para convertirse en carne.

AHORA DOY UNA RESPUESTA

AL SINCERO INTERÉS DE LA MENTE POR CONOCER,

PERO QUE, EN CAMBIO, NO SE ATREVE A ELLO.

Ahora releo los signos que bordan el papel

y siento que la mañana,

con sus luces, olores, temperatura y tonalidades,

podría caber en un canto.

Ahora que me zambullo en las aguas del Río Negro

un sinfín de procesos de la naturaleza humana y política

afectan las pieles de todes les humanes (hombres, mujeres, águilas).

Entro de pies a cabeza en las mareas del Río Negro

en un acto de inmolación y a la vez de venganza.

(El río no me lo pidió,

pero yo igual quiero vengarlo.)

A las orillas del Río Negro fui feliz de manera intensa

porque sentí el mundo en paz de nuevo.

RESTAURACIÓN DE POEMAS

Se restauran poemas en desuso.

Textos viejos que han devenido anacrónicos y ya no tienen o buscan,

ningún contacto con la realidad.

74— Hechura de versos a medida.

75— Implementación de férulas para pies quebrados.

76— Reelaboración de figuras retóricas de contenido inadecuado.

Servicios de elaboración lírica a partir de la nada (tabula rasa).

Hacemos que el poema aparezca y borramos su historial

hasta los límites de la negación.

Acompañamiento de prácticas del quehacer vivencial que podrían o no convertirse en poéticas. Las mismas son:

65— Caminatas de la mano de un sombrero.

78— Sueños, soñar, soñares, soñantes individuales o grupales.

79— Cacerías de palabras o procesos en extinción.

80— Ceremonias para la ingesta de Soma.

81— Eliminación del Soma.

NO REALIZAMOS TRABAJOS EPISTOLARES DE ESTILO AMOROSO;

MI ABUELO SE CHAMUYÓ A MI ABUELA CON LAS RIMAS DE BÉCQUER

Y ELLA TODAVÍA SE SIENTE ESTAFADA.

GUARDO LIBROS QUE SIGNIFIQUEN ALGO PARA MÍ

Los que no, los dejo liberados de mi ausente memoria.

Guardo libros que podría haber escrito, al igual que aquellos imposibles

de leer por siempre jamás.

Guardo libros porque en ellos tengo acceso a un pasado mediato

por fuera de mi experiencia.

He aquí: el lomo maltrecho de Malone Meurt al que se le caen los pedazos.

Un fanzine de nombre A-TU-ENDO que me regaló Damián cuando

teníamos catorce (y cuyo editor era su padre).

El extraño caso de Ricardo Henry y su libro Sueños acompañado por La Depilación del Ojo.

Por modo extraño de Jorge Medina Vidal autografiado, ejemplar que,

por exceso o error, nunca devolví.

Estos libros que me acompañan, ya me han sobrevivido.

Y tú los lees en este antipoema.

El primer antipoema decente que escribo en lo que va del año.

Nota: TAMBIÉN GUARDO un pequeño libro naranja, de encuadernación artesanal dedicado, que no quiere partir. Hay tardes en que cierro los ojos y lo huelo, y siento que me estás llamando.

Manuel Barrios (Montevideo, 1983) es escritor y editor. Su obra literaria se ha publicado en diversos países de América Latina destacándose los libros Sigilo (Guatemala, 2017), Yoga (Ciudad de México 2011) y Democracia (Montevideo, Fondos Concursables 2007). Actualmente se desempeña como asistente técnico en el Programa de Lectura y Educación Lingüística y como educador en el Programa Nacional de Educación en Cárceles, Dirección Nacional de Educación-MEC.

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