El miércoles 21 de agosto de 2024 se hizo pública la presentación de En todos los escenarios. Trayectorias de mujeres que construyen la murga en Montevideo, un proyecto polisémico que nace en la Facultad de Información y Comunicación de la UdelaR, y que crece directamente vinculado a la comunidad que involucra. Con el permiso de Chiara Miranda Turnes, editora de la publicación que compila esta experiencia (como tantas otras que impulsa en su expansiva generosidad académica), tuve el honor de hacer lectura de este libro, incluso antes de ver la luz a través de sujetos editores.
Desde el plano racional y emocional, sin frontera fina que distinga uno de otro, me atrevo a algunas reflexiones. Por un lado, como trabajadora del Centro de Documentación del Museo del Carnaval, y por el otro, como mujer a la que el carnaval también le cambió la vida (aunque bastante lejos de lo escénico y lo artístico). En primer lugar, así como las cinco protagonistas de esta historia reconocen a sus referentes en este circuito, en el repaso de mujeres que inspiran, inevitablemente veo reflejada a la mía: la profesora Milita Alfaro, una mujer que con riguroso y generoso esmero continúa trabajando para desentrañar las complejidades y contradicciones de esta fiesta.
Hablando de contradicciones, de tesis y antítesis, en su entrevista en este libro Jimena Márquez utiliza una frase que quizás podría patentarla para estampar en remeras, dice: “la resistencia viene de la costumbre”. Y me detengo en la foto que esta frase describe, en la importancia de la foto histórica que significa este trabajo en relación a las tradiciones y costumbres. Una foto en la que a través de la lectura se puede apreciar un paisaje de transformaciones enmarcado en los últimos 15 o 20 años, en pleno proceso, casi que en carne viva en un montón de aspectos. Alguien me dijo alguna vez lo difícil que es como jugador relatar el partido mientras lo estás jugando; y quizás por eso resulte muy acertada la complejidad del desafío, asumido a criterio, con cuidado y a conciencia por este proyecto.
Miranda Turnes prologa una síntesis de hitos acumulados de un tiempo a esta parte en lo que refiere a la participación de las mujeres en carnaval (en dos dimensiones, tanto arriba como abajo del escenario), pero me animo a decir que existen muy pocos registros de estas transformaciones en iguales proporciones. Así como lo hicieron Victoria, Pía y Sabrina en El Lado B de la murga en 2019, este trabajo documenta, problematiza, y expone metódicamente el presente que estamos construyendo.
Para quienes trabajamos entre archivos y papeles amarillos, nos alivia y anima ver trabajos de registro en los formatos que sea: audiovisuales, publicaciones, artículos. Más allá de los silencios patriarcales, la ausencia de registros es parte de las tradiciones en Carnaval y en la cultura popular. Por eso mientras más atrás lo intentemos, mayores barreras de información tendremos. Estas historias no son hechos aislados, son parte de un fenómeno mucho más amplio, y es nuestra responsabilidad presente registrar a criterio para los y las que vengan después.
En el Museo entendemos que esta metodología de discursos en primera persona que han elegido a través del proyecto, tiene un valor documental en el que hay que insistir. Compartimos y celebramos que la Academia (con A mayúscula) “limite su ego” (otra expresión que Jimena utiliza), y genere espacios para que el protagónico lo tenga el objeto de estudio. Que sea la propia comunidad de hacedores y hacedoras la que irrumpa en el espacio universitario y que este sea con mucha más frecuencia un espacio cercano.
Sin ánimos de spoilear lecturas, En todos los escenarios es un libro que no se agota en sí mismo sino que deja abiertos numerosos interrogantes de análisis. El vocablo “participación” es tomado en un sentido amplio y dialoga por un lado, con las protagonistas, y por el otro, con el equipo de estudiantes que llevó adelante el proyecto, y, por último, también con sus lectores. El libro ofrece una estructura de ejes transversales que atraviesan los relatos y aparecen temas de plena vigencia, como los desafíos y estigmas por ser mujer en estos espacios, la profesionalización, el impacto de varones carnaval, la maternidad, el humor y el género. Pero en el tercer grado de participación de la propuesta -en esta apropiación que sucede entre lector y lectura- aparecen otros puntos de conexión, además de los que el libro expone, que resuenan en varias direcciones.
Por ejemplo en: la revolución que significó Murga Joven como política pública y como hito en la reconfiguración de las subjetividades; el superpoder del tablado como espacio de formación ética y ciudadana; el potencial del aprendizaje colectivo como motor del desarrollo personal; y la virtuosa capacidad y valentía que tenemos las mujeres para historizar las contradicciones nuestras de cada día. Hay mucha humanidad en ese ejercicio. Una humanidad que queda sensiblemente expuesta y que en lo personal, supo interpelar en dimensiones profundas.
Los espacios de encuentro, de discusión y debate son fundamentales para dar esta lucha, pero tomarse el tiempo de abordarlos metódicamente, de registrarlos, de documentarlos y ponerlos en agenda en el debate público, para el presente, pero también para el futuro, es igual de necesario. Mirta Ramirez dice que “el carnaval es fuente de conocimiento”. Sin dudas Mirta, es una fuente inagotable de conocimiento. Gracias al enorme equipo que estuvo detrás de cámara para producir esta foto del presente, por generar este encuadre (tan) necesario. Desde el Museo decimos: ojalá sea el principio de un ciclo en el que podamos conocer y registrar el presente de muchas otras mujeres que construyen y deconstruyen carnaval desde sus roles y sus espacios.
Belén Pafundi
Centro de Documentación e Investigación









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