Ya estuve por acá, atrás del Hospital Pereira Rossell (Montevideo, Uruguay). Esta vez en auto. Todavía se puede ver aquel muro de Fitz, algo desgastado por el paso del tiempo. Había olor a pintura fresca. Quiero decir uno podía ver que se olía pintura fresca en los muros del Pereira. Se podía respirar con los ojos.
El primer golpe fue en una esquina
Dos ratones humanizados alrededor de una chica de ojos grandes. Aparece una firma arriba a la derecha que dice «perman» y luego una dedicatoria «con amor para Flor-Flor» bajo una «W» que ya he visto en otras partes. Tal vez los ojos de la niña que reparte esa bebida caliente sean una cita a las obras de «Wendy».
Pero la cosa sigue
A lo largo del muro se pueden ver tres obras
En este primer tramo parece haber tres dibujos distintos, aunque entrelazados, con una firma o inscripción arriba a la derecha que dice «Parásito». Me gustó mucho la ballena que está siendo trozada por unas calaveras armadas con hachas.
Al lado de la ballena que está siendo descuartizada en vida está este dibujo que toma una imagen prediseñada, una foto de Jimi Hendrix, que es una cita perfecta para el diseño medio psicodélico de este artista callejero que no firmó y no pude reconocer.
Y finalmente este diseño de «Yonder» que tiene un aire de familia con los grabados algo surrealistas de Topor, que también cita una imagen prediseñada que no puedo reconocer pero que podría ser alguna «femme fatale» de la industria del cine de los cincuenta o sesenta o la Coca Sarli (?).
Seguramente Ricardo Klein podrá identificar a muchos de los artistas que hicieron estos muros, como lo ha hecho en muchos de mis posts sobre el arte en la calle.
Pd. Dos días después Ricardo Klein me mandó un texto sobre estos muros que él también había fotografiado.
Me seduce este arte al paso en que las paredes cobran vida. Sólo hay que saber mirar, que no es poco.
Saludos.
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Verónica, creo que compartimos ese gusto por las paredes y por los artistas que las pintan. Otra vez te agradezco por tus comentarios tan atentos. Saludos
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Hola Ale, bueno, estuve averiguando más cosas, preguntándole directamente a Perman, me respondió, entre otras, que los stencils son Hendrix y Amy Winehouse (me anoto un poroto por Amy, y otro para vos por Hendrix, no había visto que lo mencionaste :)) y que fueron hechos por la propia W o Wendy hace unos años. El muro fue restaurado al menos por cinco artistas (Wendy, Perman, Yonder, Indi y alguno más que todavía no saco) y lo hicieron cuidando esas imágenes.
La parte del muro donde firma Yonder o Yonderboy, efectivamente, se llama así el artista.
Te agrego una cosa, desde mi análisis, que varios de ellos, sino todos los que pintaron, tienen una parte autodidacta y también una pata de Bellas Artes (estudian alli); y esa es una de las características que viene teniendo el arte urbano montevideano: una parte de quienes integran esos colectivos toman elementos más formales y a su vez se nutren con técnicas que van aprendiendo “en la calle”, por decirle de alguna manera.
Abrazo, la seguimos!
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Ricardo,
como siempre tus comentarios son muy ricos y muy importantes no solamente para ubicar a los artistas sino para comprender las características del arte callejero. Te agradezco mucho tu disposición a compartir la información y hacerla pública en mi blog. Un abrazo. Y la seguimos, claro.
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Genial lo que disparó.
«El grabado» me encantó.
Lo bueno del arte callejero es que uno lo interpreta como quiere/puede, independientemente del deseo y la voluntad del (acá sería de los) artistas.
A pesar de la confirmación de Ricado Klein, ahí veo al joven Atahualpa Yupanqui evocando a Isabel Sarli, en su pornográfica y sutil Zambita del Buen Amor. Un chancho… encima compuesta con su mujer Pablo del Río. ¡Sofrenate Atahualpa que hay niños!…
Abrazo Alejandro. ¡Una alegría tu blog!
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«Se va mi zamba por esos cerros / por esos cerros que quiero yo». Usted si que sabe recomendar pornografía, Renegau. Abrazo y muchas gracias.
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