Este artículo fue publicado en dos versiones: una en formato académico, “Como el Uruguay no hubo (Reflexiones para un debate de la posdictadura)” Katatay (Revista crítica de literatura latinoamericana) 3-4 (mayo 2006); y otra en versión periodística, “El boom tupamaro” la diaria Nº 5. Montevideo, 24/03/06: 6-7.
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Uds. creen que por ignorar el último libro de Alvaro Alfonso «Los dos demonios» la gente no lo va a leer??? Si no fuese verdad todo lo que se dice, yo creo que le costaría caro al autor ante semejante mentira.
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Estimada Graciela,
como ud. misma dice el último libro de Álvaro Alfonso fue publicado en 2012 por lo que difícilmente yo podía incorporarlo en un texto que fue escrito en 2006, como bien indican las referencias a las publicaciones originales que aparecen al inicio del artículo. Por lo tanto yo no ignoro el libro de Alfonso, sencillamente ese libro no existía cuando escribí el artículo. Por último, ud. dice «Ustedes creen» como si mi artículo estuviera ocultando alguna «verdad» o como si yo formara parte del MLN-Tupamaros.
Sinceramente desconozco sus intenciones al hacerlo pero me veo en la obligación de decirle que no solamente no soy parte de ese grupo político sino que no trato de difundir su versión de lo sucedido en los años previos a la dictadura militar o en lo que sucedió después de la salida democrática. Sencillamente no creo que la teoría de los dos demonios explique nada de lo que sucedió, más bien es una versión malintencionada. Este artículo, que tenía como fin mostrar lo que estaba pasando con la bibliografía sobre los tupamaros hasta 2006, explicita claramente esa posición.
Lo que sucedió en Uruguay con el terrorismo de Estado supera ampliamente los enfrentamientos entre tupamaros y militares, y fue algo que afectó a todos los uruguayos de maneras muy diferentes. Algunos sufrieron mucho, otros menos, y otros se vieron beneficiados por la dictadura cívico-militar. Los que siguen vivos siguen difundiendo sus verdades y yo, como joven que nació en la dictadura, tengo la obligación de informarme y sacar mis propias conclusiones para conocer la historia de mi país y analizar cómo la violencia y la impunidad se mantienen en la sociedad en la que vivo.
Agradezco su comentario pero creía pertinente hacer estas aclaraciones.
Atentamente, Alejandro.
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