En 1968 Ángel Rama publicaba este texto en el fascículo II de la Enciclopedia Uruguaya

Me levanto temprano. Entre mate y mate leo en el Google Reader. Un blog de poetas de Jaguarón (RS, Brasil) levanta una nota de Matías Castro en el diario El País (de Uruguay). Es un gesto de propaganda. Es decir, un periodista de la casa escribe una nota sobre una colección de libros que su empleador va a publicar en conjunto con la editorial Banda Oriental. Pero este no es el asunto.

Castro informa:

Entre poesía, narrativa y teatro, la Biblioteca Básica de Literatura Uruguaya, como se llama la colección, contiene obras de Felisberto Hernández, Florencio Sánchez, Horacio Quiroga, Juana de Ibarburú, Mario Arregui, Líber Falco, Jacobo Langsner, Eduardo Acevedo Díaz, Julio Herrera y Reissig, Francisco Espínola, Juan José Morosolli (SIC), Idea Vilariño y Delmira Agustini. Y, además, se incluyen dos invitados extranjeros: José Hernández con Martín Fierro y Rubén Darío. El denominador común es se trata de autores que forman parte del programa de Literatura de tercer año de liceo, el primero con el que los estudiantes se encuentran con la materia.

El emprendimiento es impulsado por la Asociación de Profesores de Literatura, concretamente por  los docentes Rodrigo Clavijo, Alejandra Torres y María José Larre Borges y los inspectores Susana Nieto, Silvia Viroga y Gustavo Iribarne.

Hace días que estoy pensando en algo y esta noticia es la mejor excusa para plantear el asunto que me desvela. Creo que es muy importante producir material de divulgación pero mucho más importante que eso es el guión sobre el que se organiza ese material. En los años sesentas, la tan criticada «generación crítica», elaboró un relato de la literatura uruguaya que era realmente diferente a lo que se venía escribiendo. Hoy tenemos ese relato repetido una y mil veces, como sí Capítulo Oriental o la Enciclopedia Uruguaya no dejaran de publicarse. Lo cierto es que esta Biblioteca Básica no incorpora nada nuevo y no tiene por qué hacerlo.

Es importante decir esto en un campo cultural tan reducido como el montevideano: no tengo nada contra las personas mencionadas en la nota (a quienes no conozco) ni contra la Asociación de Profesores. Simplemente me pregunto qué estamos esperando para re-escribir la historia de la literatura uruguaya. Es casi una necesidad imperiosa, no podemos seguir repitiendo los mismos nombres, las mismas lecturas. No es que no existan nuevas lecturas o historias de períodos, es que no hay un relato global. Tal vez se crea que no es necesario o que eso «ya fue», pero para mí no. Repito, no escribo contra esta biblioteca básica, que intenta apoyar el trabajo de los profesores en tercer año de liceo (algo que El país ya había hecho con unos libros azules de formato pequeño que incluían también autores «universales» y que servían para varios cursos de literatura liceales).  Es sí contra un estado de situación, parece que la lógica del artículo académico y la especialización están complotando contra la confección de un relato (divulgable) de la historia literaria del Uruguay que incorpore la dimensión regional (¿Cómo es posible que sigamos considerando extranjero un texto como el Martín Fierro?), la cultura popular, la producción de grupos subalternos, una mirada crítica sobre el presente y tantas otras cosas que no existían o no fueron vistas por las generaciones anteriores.

Así que bueno, la canción sigue siendo la misma y sigo preguntándome qué hago yo para que esto cambie.