Una parte importante de mi proyecto personal de investigación está dedicado a los escritores afrodescendientes. Hasta ahora he profundizado en el análisis del pasado, dando a conocer (no soy el único) la obra de Jacinto Ventura de Molina (escrita entre 1817 y 1837, aproximadamente) y de los periodistas de La Conservación (1872) y El Progresista (1873), dos semanarios de la comunidad letrada negra en Montevideo. En ambos casos analicé la pertenencia de hecho al campo literario o de las letras en Uruguay; y, al mismo tiempo, la marginalización y/o rechazo de sus expresiones culturales escritas o la circulación restringida de sus propuestas entre los propios afrodescendientes y un público general muy escaso pero solidario.
Como planteaba en ese programa de investigación otros analistas han denunciado la falta de reconocimiento estatal y han señalado la pobreza, y en general la situación socio-económica de los descendientes de africanos en Uruguay, como causa de esta falta de interés y de la invisibilización de los escritores afrodescendientes. Creo que es necesario profundizar en estos argumentos y al mismo tiempo incorporar otros aspectos tan importantes como la realidad socio-económica de los afrodescendientes.
En ese sentido decidí escribir este post como parte de un interés por incorporar nuevos argumentos y dar cuenta de la situación actual de los escritores negros en el campo literario uruguayo. Las organizaciones sociales que luchan contra la discriminación étnico-racial y el racismo en Uruguay se han centrado (no exclusivamente) en la re-escritura de la historia uruguaya, sin cuestionar a veces la propia épica nacionalista que durante décadas los dejó fuera del relato nacional, y en la denuncia de las formas más burdas y violentas del racismo y la discriminación. Con este texto quiero hacer una contribución a esas demandas mostrando algunos obstáculos que los escritores afrodescendientes encuentran para desarrollar su proyecto de vida en el campo de las letras.
El campo literario uruguayo, con sus reglas de pertenencia y su distribución del poder, ha dejado históricamente afuera a los afrodescendientes o los ha relegado a espacios marginales o alternativos al polo hegemónico en la cultura. En ese sentido es muy ilustrativo el caso de Jorge Chagas, quien ha desarrollado una obra periodística y de investigación interesante y muy reconocida (además de, en algunos casos, exitosa desde el punto de vista comercial), así como una considerable obra de ficción muy poco estudiada. Chagas desarrolla su actividad vinculado a la editorial Rumbo (que no integra la Cámara Uruguaya del Libro y forma parte de una nueva Asociación de editores independientes), a la actividad de talleres literarios de Lauro Marauda y al grupo que impulsa la Casa de Escritores.
Estos datos indican solamente que no circula por el centro del campo literario, que podría ejemplificarse en un conjunto de editoriales (multinacionales y algunas nacionales) y por la atención de los grandes medios de comunicación y los medios especializados (periodísticos y académicos) en literatura. Es un ejemplo claro de esto la no inclusión de Jorge Chagas en el Nuevo Diccionario de Literatura Uruguaya (2001) con la dirección técnica de Pablo Rocca, publicado por Banda Oriental (una de las editoriales que ocupan ese polo hegemónico en el campo literario, por su legitimidad y su historia, aunque su posición es distinta al polo dominante que representan las editoriales multinacionales. Sobre Banda Oriental ver aquí entrevista con su fundador y director Heber Raviolo).
Nota (febrero de 2013): le hice una entrevista a Jorge Chagas en 2012, que publiqué en dos partes (aquí y aquí) en el que el autor relativiza mi punto de vista sobre este asunto y observa que él no escribía literatura cuando fue publicado el Nuevo Diccionario.
Tal vez Jorge Chagas es un ejemplo transparente de cómo no pertenecer a determinados círculos y sí a otros, da o no visibilidad a un escritor afrodescendiente. No es posible afirmar que Jorge Chagas sea un excluido del campo literario uruguayo, pero es claro que circula en un polo alternativo al hegemónico. En esta primera instancia solamente voy a compartir el video de una entrevista a Jorge Chagas realizada por Graciela Leguizamón (Gracee) para su programa «Entrevistas» que está dividida en tres partes (Aquí Parte 1, Parte 2 y Parte 3). Esta escritora también gestiona la Red de escritores/as y creadores afrodescendientes.
Quiero citar otro caso, el del poeta Miguel Ángel Duarte López, cuya obra es conocida en un circuito aún más alejado del centro del campo literario, quien además construyó una poética rechazada por el «paladar» estético de ese centro. En su blog es posible observar que ha recibido muchos reconocimientos (del Rotary Club, por ejemplo) y que su obra ha sido publicada por él mismo casi en su totalidad. Su estética y su circulación por esos ámbitos no parecen legítimos para los agentes del campo literario, que lo invisibilizan.
En fin, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
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