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Casi todos los días recorro un tramo concreto de Montevideo. Camino por la calle San José, desde Paraguay (donde está mi trabajo) hasta Ciudadela y luego tomo la calle Reconquista. Casi todos los días entonces me cruzo con este muro pintado en la esquina de Florida y San José. A la izquierda, atrás del árbol, una niña se baña en un mar de tonos rojos al lado de una vieja agachada cuyos tacos azules invitan a una fiesta sado. En el centro los dos cíclopes, gigantes, me miran a los ojos. Finalmente, a la derecha, la cara gris de una mujer con ojos lascivos, labios gruesos y unos pequeños pechos. La puerta a la Ciudad Vieja no está en la Plaza Independencia, es este muro habitado por una fauna extraña, colorida, con ventanas tapiadas y balcones casi cerrados.

 

Los dos gigantes de un solo ojo, pintados por T.H.E.I.C. (Camilo Núñez), ocupan toda mi atención. Parecen salidos de una alucinación. Los cíclopes son un trío de hijos de Urano y Gea en la mitología griega. Según Jean-Pierre Vernant -en Érase una vez… el univero, los dioses, los hombres– los cíclopes se unieron a Zeus en su guerra contra Cronos. Zeus los libera y les da el néctar y la ambrosía, los “alimentos de inmortalidad” según Vernant, por lo que ingresan al Olimpo. Estos dioses de un solo ojo forjan el rayo y lo ponen a disposición de Zeus para su guerra. Dice Vernant:

 

Se comprende que los Cíclopes tengan un solo ojo: en sí mismo es como el fuego. Para los antiguos, los creadores de estas historias, la mirada de los seres es como la luz que brota del ojo. Pero la que sale del ojo de Zeus es la del rayo. Cada vez que se vea verdaderamente en peligro, fulminará a sus enemigos.

 

Pero estos cíclopes son dos y son pareja. Sus ojos inspeccionan, pero no fulminan. No dejaron el fuego pero han abandonado la guerra y están entre nosotros. Son humanos, extraños, pero humanos. Los pelos saliendo de la musculosa del varón, los pechos y las caravanas de la mujer negra. Todo grita que son de este mundo a pesar de ser gigantes. Son una pareja recibiendo a sus invitados. Nos saludan. Nos invitan a pasar.

 

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