Cuando se terminó el régimen del Apertheid en Sudáfrica, yo era demasiado chico como para entender lo que estaba pasando, pero lo suficientemente grande como para que todo aquello me dejara alguna huella emocional. Me acuerdo de las maestras, de mis padres y de la televisión hablando de aquel señor tan bueno y tan sabio, y de su cara de paz inundando tapas de revistas, diarios y libros.
La muerte de Mandela es la muerte del último héroe del siglo XX, de un héroe que solo compite en celebridad y aclamación con figuras como Mahatma Ghandi o Martin Luther King, es decir lo más parecido que tenemos los modernos (y posmodernos) a santos. Su elevación los transformó en avatares, en encarnaciones de los valores de la paz, la tolerancia, la armonía y la convivencia, de la idea de que los seres humanos podemos vivir juntos en el mundo.
Si bien…
Ver la entrada original 885 palabras más