[Foto 13195] Interior de un bar. s/f. Foto tomada de: http://cdf.montevideo.gub.uy/fotografias/bares-y-almacenes#
[Foto 13195] Interior de un bar. s/f. Foto tomada de: http://cdf.montevideo.gub.uy/fotografias/bares-y-almacenes#

Compro la Ñ, el suplemento cultural del diario Clarín. Desde hace un tiempo me sorprende que, una vez cada tanto, haya un lugar para la literatura y el libro uruguayos en el mercado editorial argentino. En la edición del 11 de agosto la novela Una góndola ancló en la esquina ocupa más de un tercio de la contratapa que Alfaguara contrata regularmente para publicidad. En el aviso, con titular grande, se anuncia la nueva novela de Mauricio Rosencof que “narra con humor, ternura y picardía la vida cotidiana en el Río de la Plata”. Se promociona también El barrio era una fiesta, la novela anterior de Rosencof, como finalista del “Premio Rómulo Gallego (sic) 2007” así como la visita del autor a la Feria del Libro de Rosario. Este es un gesto retórico y publicitario interesante dado que dos historias claramente localizadas en un barrio montevideano –La Blanqueda y alrededores– asumen la representación del Río de la Plata.

Pero qué idea se puede hacer un lector porteño (y de otras latitudes) leyendo Una góndola ancló en la esquina. Ya desde las primeras páginas el narrador pone las cartas sobre la mesa: “Había un temor a que la irrealidad real de lo que se vivía se quebrara. Y no vaya a pensar que lo real de la diaria pintaba muy diferente, no. Todo transcurría en términos de novela realista; pero Malarracha (…) sabía que el barrio estaba tocado por el realismo fantástico, entendiendo por fantástico, lo real. Solo que la literatura universal había instalado en las veredas, como en una puesta en escena, sus historias. Historias de amor. (…) Vaya uno a explicar que por ahí anda Julieta en Liropeya, y Romeo en Dalmiro, y Otelo en la gorda de Miguelito”.

Quedan planteados los dos temas recurrentes de la novela. Por un lado el postulado de una realidad fantástica, que tiene un aire de familia con la etiqueta del “realismo maravilloso” por la que muchos lectores en el mundo creen que la realidad en América Latina se parece a las novelas de Gabriel García Márquez. El otro tema es la articulación entre lo universal, entendido aquí como lo europeo, y esta historia local, que no encaja exactamente con la identidad regional propuesta por la publicidad. Sin embargo hay algo que la hace rioplatense. Es la referencia al universo simbólico del tango y la presencia casi dominante del lunfardo, que le aportan en ocasiones humor a la novela.

El otro elemento que aporta esta historia a la identidad regional es el barrio, el barrio anclado en un pasado del que no hay una referencia histórica explícita, pero que podemos reconocer hacia comienzos de los sesentas. Este barrio es un mundo con sus propias reglas. El tira, única figura de la autoridad del Estado, negocia con los pungas para que roben fuera del barrio. Todas o casi todas las historias se cuentan en el bar cuyo dueño es un inmigrante gallego y es a la vez oficina del quinielero (Malarracha, el Humanista). Allí cada uno tiene un lugar, no importa en qué posición social se encuentre. Incluso el “excluido” no es tal. Allí está la historia universal del Negro Invierno, que vive en un rancho y le vendió el alma al diablo por un deseo. La variedad de personajes representados sugiere cierta voluntad de totalizar en el barrio un entramado social que por momentos se torna asfixiante.

Y sobre todo en el que la transgresión a ese orden es imposible. En la novela los intentos vienen de las mujeres. La historia de “la Orquídea” por ejemplo. Su aventura con el peluquero y galán “Carlitos Márquez, el francés” no dura mucho. Otra mujer infiel “la gorda Bea” –la Otelo del comienzo– le va con el cuento a su esposo y este los descubre saliendo de un hotel. En definitiva el planteo de la novela remite a metáforas frecuentes en las ciencias sociales como la del “Uruguay hiperintegrado” de Germán Rama o la “sociedad amortiguadora” de Carlos Real de Azúa. Metáforas que ya no dan cuenta del paisaje desgastado del barrio del presente, que posiblemente expliquen sólo una parte del pasado, y que hace unas semanas fueron vapuleadas públicamente con los datos de una encuesta sobre el “índice de tolerancia” en Montevideo y el área metropolitana. Pero el barrio en esta novela es otra cosa ¿no?

 

El barrio for export” [Sobre Una góndola ancló en la esquina de Mauricio Rosencof. Montevideo: Alfaguara, 2007.] la diaria Nº 367. Montevideo, 24/08/07: 8.