Fotografía de Saul Ruiz tomada del blog de Fernanda García Lao http://fernandagarcialao.blogspot.com.uy/2014/12/una-historia-de-amor.html
Fotografía de Saúl Ruiz tomada del blog de Fernanda García Lao http://fernandagarcialao.blogspot.com.uy/2014/12/una-historia-de-amor.html

La primera frase en la contratapa del libro es contundente: “esta es una novela de cojer”. En tiempos de 50 sombras de Grey (vía libro o película) y con esa contratapa, la novela es una nueva promesa del mercado. Sin embargo no hay que entusiasmarse, Amor invertido tira de la piola del sexo en un sentido menos frívolo, que incluso podría llegar a herir alguna sensibilidad.

La primera parte de la novela es un intercambio epistolar entre Guillemette y Fernand. La segunda un diálogo entre textos que son el fluir de la conciencia de ambos personajes, que aparecen encerrados en la clínica parisina del Dr. Jean Paul Ferretti. De hecho lo que dispara la trama de la novela es una operación, en esa misma clínica, por la cual los corazones de los amantes son intercambiados. El científico quiere probar que el deseo se ubica en ese órgano y que su intervención permitirá invertir la libido de los amantes. Al Dr. Ferretti lo mueven intereses oscuros, o más bien deseos oscuros, que son los que motivan en última instancia el experimento.

La novela inicia con una carta de Guillemette desde el Cañadón Huelche, un “paisaje de la Patagonia”, al que escapó después de la intervención. A través del intercambio epistolar se va reconstruyendo la historia amorosa y las hazañas sexuales de la pareja. A su vez Guillemette relata a su amante con lujo de detalles todas las “vejaciones” sexuales a las que se somete para pagar primero su viaje al sur y luego su regreso a París. Pero lo más interesante de la primera parte, que por algo se llama “¿Usted es yo?”, está en las reflexiones sobre la identidad de género y el deseo, siempre en el eje masculino/femenino, que desencadena el cambio de corazones.

Los amantes intercambian sobre la posibilidad de que Fernand se haya vuelto más femenino con el corazón de Guillemette y viceversa. En el mismo sentido las cartas de Guillemette son más racionales, mientras las de Fernand son más sentimentales, jugando con los valores en torno a la oposición hombre-mujer, implícitos en la cultura. Además de la manipulación de este sistema binario, por momentos las cartas proponen la libertad y el deseo sexual por encima de la biología. Dice Guillemette: “ambos estamos libres, y ambos sentimos que la inversión de nuestros corazones no alteró la lubricia [sic] que nos profesamos” (20).

La novela hace honor a su nombre y está repleta de inversiones como esta, que incluso pasan del plano de la biografía de los autores al de la ficción. Algunas pistas son proporcionadas por los propios autores en las entrevistas de promoción de la novela. La anécdota se repite: la escritora Fernanda García Lao conoce a Guillermo Saccomanno y poco tiempo después parte a Europa por motivos laborales. A partir de este hecho ambos pergeñan la idea de escribir a cuatro manos. Los autores se llaman Guillermo y Fernanda, sus nombres se invierten en la novela. Además los personajes también están separados, pero al contrario de lo que ocurre con los autores, ella viaja a América del Sur y él está en Europa. A esto hay que sumar la inversión de los órganos y de los roles masculino/femenino.

Pero hay más inversiones. La obra está plagada de citas literarias: el nombre de la dueña de la pensión parisina en la que los amantes llevan adelante sus hazañas sexuales (Madame de Stäel) o la cita a El asesinato considerado como una de las bellas artes de Thomas de Quincey. La más intersante es la referencia a la novela epistolar Las amistades peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos, que vertebra la primera parte de Amor invertido y supone una reescritura que invierte los roles asignados a la Marquesa de Merteuil y al Vizconde de Valmont.

La segunda parte es un contrapunto de soliloquios que suplanta el diálogo epistolar entre los amantes. Por eso el título (“Sístole, diástole”) juega con la idea de la mecánica del corazón. Las líneas generales de la primera parte respecto a los sexos se continúan en la segunda. Dice Guillemette en uno de sus soliloquios: “El pecado no tiene género. Somos libres” (188). El “diálogo” entre soliloquios continúa la historia y genera el mismo efecto que las cartas: la necesidad de un lector que, a partir de las intervenciones, arme la trama. El resultado no es lineal, no puede serlo, porque los hechos no se narran cronológicamente y porque hay al menos dos puntos de vista que se entrelazan. A su vez el final abierto deja pocas certezas sobre el destino de los amantes. La búsqueda formal y la libertad al representar las relaciones sexuales son los dos aciertos más importantes de Amor invertido. Es probable que algunos pasajes provoquen cierta incomodidad. Solamente por eso vale la pena asumir el riesgo de leerla.

Reseña de la novela Amor invertido de Guillermo Saccomanno y Fernada García Lao. (Buenos Aires: Seix Barral, 2015). Publicada originalmente en la diaria (Montevideo, Uruguay) el lunes 7 de setiembre de 2015.