La Biblioteca José Artigas de Maldonado se suma a la Biblioteca del Poder Legislativo y a la red de bibliotecas de Canelones. En esta oportunidad, como en Canelones, la digitalización aporta libros de autores montevideanos así como un importante acervo de la cultura letrada local. Las obras de Luis Melián Lafinur, un importante intelectual de Montevideo, presidente del Club Ateneo y director de su revista por cinco años, constituyen casi un tercio de los 30 volúmenes aportados y son fundamentalmente ensayos de carácter histórico y jurídico, con la excepción del libro de poemas Los grandes y los pequeños (1910). Entre sus trabajos jurídicos es central su Estudio sobre la neutralidad (1870) en el contexto de la comunidad internacional, en el que analiza el derecho de los gobiernos a no tomar parte en conflictos entre dos países, trabajo con el que obtuvo el título de Doctor en Jurisprudencia.
De los doce autores seleccionados, cinco son escritores locales, algunos de ellos con proyección nacional como Mariano Soler (San Carlos, 1846-1908), arzobispo de Montevideo entre 1897 y 1908, y uno de los intelectuales más importante de la Iglesia, que según Arturo Ardao, se esforzó por “armonizar la fe antigua con la ciencia nueva”, y fue un importante polemista con la teoría de la evolución de Darwin, promovida por los positivistas en Montevideo.
Otra personalidad del departamento fue Elías L. Devincenzi, Secretario de la Junta Económico Administrativa de Maldonado, y también Presidente a fines del siglo XIX. En su Historia del periodismo en Maldonado (1873-1973) María A. Díaz de Guerra lo ubica junto a Agustín de la Cruz Carduz y Ruperto Fernández, como fundadores de la publicación El Eco del pueblo de San Carlos, creada en 1880. Entre 1873 y 1880, Cruz y Fernández publicaron el semanario El departamento, primera publicación periódica del departamento, en la que Devincenzi había colaborado.
El escribano Héctor A. Gerona (Pan de Azúcar) fue Ministro del Interior (1943-1944) durante la presidencia de Amézaga, y estuvo también vinculado al cuerpo diplomático. El Dr. Carlos P. Colistro (San Carlos) fue un reconocido político (representante del departamento en varias ocasiones) y profesional de la salud, médico de la Policía de Maldonado, presidente de la Comisión Departamental de Higiene y profesor en la escuela de parteras.
Por último Carlos Seijo (San Carlos), historiador y artista plástico, de hecho el único de los autores de Maldonado recogidos en esta selección que escribió sobre distintos aspectos de la historia local. En esta oportunidad se digitalizaron un ensayo histórico Apuntes sobre San Carlos y su iglesia colonial (1929), una serie de biografías Carolinos: ilustres, patriotas, beneméritos (sin fecha) y una historia del departamento Maldonado y su región (publicado originalmente en 1945 y reeditado por la Intendencia en 1999).
Los autores locales tocan distintos temas. Los trabajos de Mariano Soler tratan asuntos vinculados a la Iglesia en su relación con el Estado y la prensa, o a las disputas entre católicos y masones. El texto de Devincenzi, publicado en 1867, es el más antiguo de los hallados y reúne distintos aportes documentales para la biografía del Brigadier General Don Venancio Flores. Los trabajos de Gerona son un ensayo biográfico sobre Francisco Araúcho (1944), y un trabajo sobre política exterior relativo a las ex-colonias italianas en África (1949); finalmente, Colistro publicó dos trabajos vinculados a su profesión, los tres tomos sobre La maternidad del Hospital Pasteur (1930-1932) y el Curso de ginecología (1937).
De los autores restantes sabemos que dos nacieron en Montevideo (Melián y Mariano Cortés Arteaga), y en los cinco restantes no contamos con ese dato. Sin embargo, la mayoría de ellos aparecen aquí por su aporte a la historia local con los siguientes textos: El bosque de Lussich (1929) de Ernesto Villegas Suárez, autor de otro libro escaneado Pinos y pinares del Uruguay (1942); San Fernando de Maldonado (1947) de Fernando Capurro; San Fernando de Maldonado(sin fecha) de Carlos Pérez Montero; El puerto de Maldonado en el siglo XVIII (1937) de Cortés Arteaga; y Frente al Bicentenario de Maldonado de Avelino C. Brena. Además hay una extensa colección de textos de J. Rizzo titulado Poemas de Maldonado, que aparentemente se publicó en 1930, pero no sabemos nada de su autor.
Historia local
En el texto sobre las bibliotecas de Canelones hacía referencia a los tiempos heterogéneos de la nación y a los desajustes que se producen dentro un territorio nacional que se pretende homogéneo, especialmente cuando se habla desde Montevideo. Lo de Maldonado es otro ejemplo, que forma parte de un proceso no muy lejano en el tiempo respecto a la construcción de Montevideo. La fundación de Maldonado fue en 1757 y la de San Carlos en 1763. Ambas son parte del proceso de colonización del Río de la Plata, que se intensificó unos años más tarde según Julio Djenderedjian. El autor detecta en el período 1778-1810, la fundación de 23 pueblos o villas nuevas, que se sumaron a los cuatro centros de poder y comercio: Buenos Aires (capital del Virreinato del Río de la Plata), Santa Fe y Corrientes creados en el siglo XVI, y Montevideo, fundada a comienzos del XVIII. Estas ciudades fueron “sedes de gobierno, desde las que las elites locales (principalmente comerciantes y militares) lucharon por imponer algunas seguridades mínimas en la región. Estos nodos de poder esenciales fueron también centros de comercio” (642). Las alianzas y conflictos entre estas ciudades se articularon en un territorio distinto a los límites actuales de los Estados-nación.
Según Djenderedjian, el proceso iniciado luego del Tratado de San Ildefonso en 1777, una vez establecidos los límites de los imperios español y portugués, estuvo signado por la ocupación de tierras en una vasta región que comprende hoy Corrientes y Entre Ríos en Argentina, Uruguay, y el estado de Rio Grande do Sul en Brasil. Los “nuevos poblados empezaron a florecer como hongos” (647), como parte de una política de la corona inspirada en las teorías de los fisiócratas, para la “prosperidad y mejora material de sus súbditos” (648). Los conflictos que emergieron con la revolución de independencia son en parte producto del proceso de constitución de estos poderes locales.
El 25 de noviembre de 1937, en el Instituto Histórico y Geográfico, el Capitán Mariano Cortés Arteaga lee una conferencia sobre el puerto de Maldonado en el siglo XVIII. Allí señala que hay distintas hipótesis sobre la suerte del puerto. Algunos sostienen que es la cenicienta del Plata, siempre atada al dominio de Montevideo y Buenos Aires. Otros interpretan que la rivalidad de puertos entre Maldonado y Montevideo era igual a la de Montevideo con Buenos Aires. Lo cierto es que desde la fundación de Montevideo entre 1724 y 1730, se estudió la posibilidad de crear el puerto de Maldonado. El interés de Cortés es discutir un trabajo de Horacio Arredondo, de la Sociedad de Amigos de la Arqueología, en el que se juzga mal el hecho de que Zabala se negara a fortificar y poblar Maldonado, en un informe que elevó al rey en 1730 luego de visitar el lugar. Desde la perspectiva de la historia militar, Cortés analiza las dificultades para fortificar el puerto desde Zabala hasta que finalmente se alcanza el objetivo en 1794. Cortés concluye también que el puerto no era una necesidad militar y que eso en parte contribuyó a restarle importancia.
Otro documento publicado por el Instituto Histórico y Geográfico en 1955, es el artículo del Arquitecto Carlos Pérez Montero, en el que se responde al pedido de fijar la fecha exacta de la fundación de Maldonado, hecho por el Dr. Don Elbio Rivero, Presidente Ejecutivo de la Comisión de Celebración del Bicentenario de Maldonado. El estudio concluye que Maldonado fue fundada a fines de 1757. El libro de Avelino C. Brena, Frente al Bicentenario de Maldonado (1957), reconstruye una serie de “radiodisertaciones” que la Radio Maldonado (CW 51) le solicitó al autor, y se realizaron entre enero y febrero de 1957. Este es un documento que permite repasar episodios de la historia y personalidades de Maldonado, pero también proporciona datos importantes en torno a la organización del propio Bicentenario. Es también un acto de propaganda del autor, que repasa los proyectos que impulsó como senador del Partido Nacional para el desarrollo del Departamento.
Los trabajos de Carlos Seijo (1929) y Fernando Capurro (1947), realizados en el marco de la Sociedad de Amigos de la Arqueología, rescatan distintos aspectos del patrimonio material del departamento. La historia de la Iglesia de San Carlos, los documentos, planos y otros aspectos materiales, fueron cuidadosamente analizados por Seijo, quien además realizó algunas ilustraciones con las que intentó reproducir con exactitud y en tamaño real algunos objetos. La investigación de Capurro es más amplia, recorre la historia de la ciudad de Maldonado, sus planos y documentos, y profundiza en su arquitectura civil, religiosa y militar.
Coda: las humanidades antes de Humanidades
La creación de la Facultad de Humanidades y Ciencias en 1945 en un evento crítico en el desarrollo de las disciplinas humanísticas en Uruguay. Pero quien un día se proponga estudiar los orígenes de algunas disciplinas humanísticas y de la institucionalidad cultural en Uruguay, tendrá que tener en cuenta la tarea del Instituto Histórico y Geográfico, fundado en 1843, y la Sociedad de Amigos de la Arqueología, creada en 1926, entre otras organizaciones. Esta digitalización da cuenta de la importancia e influencia del trabajo de estas instituciones en la investigación de la historia y el patrimonio material de Maldonado.
Lo antedicho también sirve para comprender un texto de Mariano Soler, de quien en esta oportunidad hemos escaneado sus trabajos vinculados fundamentalmente a su actividad como intelectual y miembro de la Iglesia Católica. Pero en 1887 Soler publica el ensayo América Precolombiana. Ensayo etnológico que dedicara a la Sociedad de Ciencias y Artes (1876-1887), que junto a otras instituciones del siglo XIX, también hicieron su parte en la historia de las distintas disciplinas humanísticas en Uruguay. El trabajo de Soler se encuentra en la Biblioteca del Poder Legislativo y es un antecedente importante para la antropología local.
Si bien la carrera de Antropología fue creada por la dictadura cívico-militar en 1976, tenía antecedentes fuertes en los años sesentas a partir de la obra de Daniel Vidart y Renzo Pi Hugarte, y más atrás en el tiempo, de la Sociedad de Amigos de la Arqueología. Si bien no era extraño que la Iglesia Católica se interesara por los pueblos originarios en América Latina, por su rol en la conquista y colonización, el trabajo de Soler resulta interesante también por la novedad de aportar a una disciplina recién nacida por esos años. Los primeros trabajos de Edward Tylor y Lewis Morgan son de 1871 y 1877 respectivamente. El trabajo de Soler, al igual que los de estos antropólogos, toma como evidencia material encontrado y analizado por otros, para establecer teorías de la evolución humana. Por esta razón son llamados antropólogos de gabinete. Como sea, un fernandino de San Carlos, deberá tener un lugar en una futura historia de la antropología en Uruguay.
Artículo publicado originalmente en el blog de autores.uy el 25 de octubre de 2016.