Entrevista a Alejandro Cruz, curador del envío uruguayo 2019 al Festival del Caribe
Del 3 al 9 de julio de 2019 se desarrolló en Santiago de Cuba una nueva edición del Festival del Caribe, más conocido como Fiesta del Fuego. Con distintos nombres, el festival se realiza desde 1981 y este año estuvo dedicado a Uruguay. El evento reunió delegaciones de más de 20 países que exhiben sus expresiones culturales populares y tradicionales, con un sentido político de resistencia y antihegemónico. Desde 2011 los profesores Oscar Damián y Sara Medeiros realizan distintos esfuerzos, coordinando con la sociedad civil y con los distintos niveles de gobierno, para colocar la cultura popular de nuestro país en el Festival. Hace dos años ambos comenzaron a trabajar para que Uruguay fuera el país homenajeado en esta edición. La delegación uruguaya contó con 140 artistas y fue coordinada y curada por Alejandro Cruz, artista visual con una importante trayectoria y curador de distintas propuestas desde 2007. Es importante señalar que Cruz contó también con el apoyo y la orientación de Óscar Montaño para una serie de contactos y gestiones realizadas en Santiago de Cuba.
La trayectoria de Cruz empieza con un pasaje por la Licenciatura en Comunicación y la de Bellas Artes: “La seducción de la imagen empezó por la fotografía, dice Cruz, pero después empecé a incorporar la imagen en movimiento, el video, el dibujo, la instalación, la performance”. De 2005 a 2007 trabajó en el proyecto Foco Activa junto a Rodrigo Camacho, recorriendo pequeñas localidades del interior con un taller de fotografía estenopeica, realizada con muy escaso equipamiento. “Arranqué con una curadoría internacional en el MEC (Concentrado Video, 2007) traje varios artistas de todo el mundo. Hice una muestra de videoarte en 2007 en Nagano (Japón). Al año siguiente fui el curador del envío uruguayo a la Bienal de Nuevos Medios de Chile. A partir de ahí empecé a generarme otras muestras. En el Museo de las Migraciones hice Equipaje de mano (2012) con muchos artistas muy conocidos, y en Punto de Encuentro (Dirección Nacional de Cultura, MEC) hice Negro (2013), entre otras cosas”.
Como artista a Cruz le gusta saltar sin red: “Dirigí una obra de danza en la Zavala Muniz, 3/3 Tres tercios en el ciclo Montevideo Danza de 2014. Agotamos las tres funciones dentro del ciclo. Tenía una obra en mente, una instalación, quería hablar del concepto de “sujeto fractal” de Jean Baudrillard, que me seduce mucho, la cuestión de las relaciones humanas y el vincularse desde el todo y no desde la parte, forma parte del problema inductivo que hay en la contemporaneidad. Iba a ser una instalación pero después me di cuenta que necesitaba el tema del movimiento en tiempo real. Si bien tenía la idea del patrón de movimiento, ellas terminaron cerrando la coreografía y después sumé unas proyecciones y mapping mías en el piso y en las paredes, más la música electrónica que generó Hernán González y fue una abominación interesante. Ya estoy planeando mi segunda obra para el 2020”. La combinación de experiencia, riesgo y reflexividad en la trayectoria de Alejandro Cruz resultaron un importante activo para la organización del envío uruguayo a Cuba y para construir un guión (uno entre los muchos posibles) para contarle al resto del mundo sobre nuestras culturas populares .
La entrevista fue realizada unos días antes de que Cruz partiera a Cuba para los preparativos de la participación uruguaya en el Festival y fue publicada originalmente en la diaria el 4 de julio de 2019. En esa versión se destacó la noticia de la presencia de Uruguay en Cuba momentos antes de que comenzara el Festival, pero dejó afuera muchos pasajes de la conversación y de la trayectoria de Cruz que me pareció importante rescatar en esta versión.
¿Cómo es la experiencia de curar el envío uruguayo al Festival del Caribe?
Me encuentro con el desafío de curar un festival que no solo involucra artes visuales, sino también música, teatro, danza, coloquios, culinaria. Me di cuenta que como casi ningún medio me es ajeno, también marqué algunas coreografías en las obras de danza que van a estar, algunos puntos en las obras de teatro. Llegué porque en realidad esto ya estaba en camino por parte de Medeiros y Damián que hace varios años están yendo a Cuba y contagiando gente para que vaya al Festival, que es muy longevo y es un epicentro de cultura popular muy grande. Ellos generaron ese basamento para que Uruguay fuera país invitado.
¿En qué consisten los apoyos del MEC concretamente y qué otros apoyos hay eventualmente?
Los apoyos del MEC consisten en imprimir los catálogos, financiar a algunos artistas, generarme un cachet para mi, que destino mucha energía y horas de trabajo y cabeza en esto, y después hay mucha logística y contactos que tienen que son fundamentales para que esto se de. A veces el apoyo no es necesariamente económico. Afortunadamente también estamos con apoyo de la Cooperación Internacional, el Municipio de La Paz también ayuda bastante porque van grupos de Canelones, de Las Piedras, va gente de Paysandú, cada una de las Intendencias, en la medida de lo posible también apoyaron con algunos pasajes de algunos artistas, como para que ellos puedan generar una plataforma, y hacer bingos y esas cosas y tener la posibilidad de ir. Lo interesante de esto es que es parte de la sociedad civil también, porque sabemos que si el MEC tuviera la posibilidad de apoyar todo esto la mayoría de la gente que está yendo no iría. Es decir, yo estoy eligiendo pero no tengo la posibilidad de si quiero que vaya tal persona decirle “Vení” porque no tengo la posibilidad de pagárselo. Es como contagiarlo de alguna forma, contarle la experiencia para tener la posibilidad de sumarse.
¿Cómo es el Festival?
Arranca con el “Desfile de la serpiente” que es super popular, un desfile de congas en el que todo el mundo se va sumando en la calle y las delegaciones desfilan y que se va a poder ver en streaming. Después hay un coloquio académico (“El Caribe que nos une”) con disertaciones acerca de la contemporaneidad de cada uno de los países, donde para mi falta de sueño el director de (Óscar) Vergés me nombró el orador general de la apertura del Festival, voy a dar la conferencia inaugural en la que voy a poner una especie de espejo retrovisor y voy a hablar de lo que son 200 años de la cultura popular uruguaya.
Después está la apertura de la casa Uruguay, la gala inaugural de Cuba, con algunos grupos invitados, ahí metí un grupo uruguayos a hacer un poco de candombe, después el 6 de julio está la gala inaugural de Uruguay y después el 9 cerramos con el desfile del fuego, que no es solamente las delegaciones sino toda la gente que se quiera sumar a la conga durante 11 cuadras y terminan en una plaza central gigante donde hacen un muñeco universal de mimbre, de madera y de cañas y lo prenden fuego y es un monstruo de 6 o 7 metros. El fuego es un común denominador de muchas culturas para la vida y para la muerte, esto es una mímesis más de eso.
¿De qué vas a hablar en tu conferencia inaugural?
Voy a empezar hablando de quien generó este gran tapón que fue Lord Ponsonby y a partir de ahí generar un encuadre del espacio-tiempo en el cual está Uruguay, porque hay un montón de delegaciones de otros países. Después hacer una especie de racconto acerca de la invisibilidad también de las culturas populares en Uruguay, principalmente pero también en Latinoamérica, con la columna vertebral de la creencia del eurocentrismo uruguayo que demuele cualquier cosa. Todo es blanco y los indígenas y los negros nunca forman parte de eso, y nunca escribieron la historia y nunca aportaron absolutamente nada. Son como elementos accesorios en la historia, decorativos. Entonces voy a tratar de tener la posibilidad de reivindicar un poco esa historia porque hay muchos denominadores comunes con Cuba, y eventualmente esa historia esta como un poco más ganada, la incidencia dentro de la cultura popular por parte del universo afro está como mucho más aceptada y en un montón de cosas se ve y gran parte de lo que es este festival lo marca la cultura afro en sí, la percusión por ejemplo.
Es un desafío porque es algo que es una especie de “insabor” el hecho de que en el contexto en el que estamos, si la financiación depende de cada una de las personas que van, hay un montón de personas que son para mí referentes y tienen un montón de aportes para hacer desde la cultura pero la situación en la que están no les permite acceder a tener la posibilidad ni siquiera de financiarse un viaje, cosa que es una pena. Estoy tratando de hacer el mejor festival que pueda llegar a haber, dejar al Uruguay lo mejor representado y generar el antecedente para con ese material para en otra instancia ir y golpear la puerta de (la Dirección Nacional de) Cultura del MEC y que se entere de que pueden suceder otras cosas y puede ser mejor si eventualmente cambian un poco la política cultural en la cual estamos y no ponen todos los huevos en la misma canasta, por decirlo de algún modo. Parte de mi discurso inaugural va a ser hablar acerca de eso. Desde la cosa linda o folclórica de poner una escultura de los últimos charrúas en una plaza, que en realidad es una imagen super pobre y triste de la decadencia, de cómo la aculturación europea hizo trizas eso y nosotros no tuvimos la posibilidad como uruguayos de disfrutar de las dádivas del conocimiento de la cultura indígena que tuvimos porque la arrasaron.

Quedan claras las ideas-fuerza de tu exposición y de la curadoría, pero contame un poco en qué va a consistir concretamente la participación de Uruguay
El concepto que acuñé para el envío y es lo que lo transversaliza es “de ritos, rituales y mixturas”, que lo hice pensando en zafarse de la verticalidad del espíritu eurocéntrico, con la posibilidad de asumir que en la contemporaneidad es 100% mestizaje y que no hay una que imprime sobre la otra, sino que somos el devenir de una mezcla, de una mixtura y que cada una de las culturas aporta. Nosotros como uruguayos, y no solamente los uruguayos, la mayoría de las personas, necesitan generar una identidad, pero esa identidad es un magma, no es algo fijo, es algo que se mueve todo el tiempo, es algo que se contrae y se expande todo el tiempo y lo tenemos que entender como tal. Y lo que vamos a hacer a Cuba tiene que ver con eso, aportamos parte de esa cultura, no es algo rígido que digamos “los uruguayos somos de esta forma”, todo el tiempo se está generando y lo estamos reconstruyendo, y comiendo y regurgitando a la vez, cosa que a veces les quita el marco normativo de referencia a muchos, que necesitan una seguridad “nosotros somos esto, esto y esto” y no está bueno entenderlo por ese lado.
Lo interesante es verlo como un organismo vivo y que cada uno de nosotros como individuos, como uruguayos, aportamos con el gesto mínimo a esa identidad que tanto supuestamente añoramos, y que se hace todo el tiempo, todos los días, cada vez que Uruguay se despierta, genera un elemento más para aportar a esa identidad cultural que no es algo estático. Partiendo de eso también me seduce la idea de mostrar que como en el resto de las otras culturas en Latinoamérica tienen esa impronta, hay un montón de denominadores comunes que nos unen más de lo que pensamos. Hay una especie de cordón umbilical invisible que nos une. Toda América Latina es víctima, aunque no me gusta mucho esa palabra pero es así, de una misma política imperialista. Eso nos une un montón. Entonces generar eventos sobre la cultura popular me parece que le pone como carne, hace tangible ese cordón umbilical del que te hablo.
Van a ir comparsas, gente que hace danza contemporánea, que hace ballet clásico que lo funde con ritmos uruguayos, con tango, con milonga, con candombe, van a ir obras de teatro de directores uruguayos, artistas que hacen folclore, eventos gastronómicos de degustación por ejemplo de tortafritas, que es un denominador común el maíz o el trigo a la largo de toda Latinoamérica. A veces no se lo cuestiona pero durante muchísimos años, me refiero al Uruguay batllista, pensamos que eramos la Suiza de América, y destruimos esos denominadores comunes que nos pueden unir con el boliviano, con el peruano. Sabemos, no nos vamos a hacer los inocentes, que cualquier uruguayo promedio, me arriesgo a decir, cuando piensa en Perú, en Bolivia, en Colombia o en Venezuela, se piensa como superior, por encima de, porque esos países no pudieron arrasar tan fuerte con su cultura indígena. Entonces todo lo que tenga un vestigio o una raigambre o un costado un poco más indígena es como que va en detrimento de la sociedad o de la cultura, cuando en realidad tendría que ser todo lo contrario, tendría que enriquecer eso, sumar en vez de restar, pero siempre la cultura en estas latitudes se inclina por el sustraendo que por el sumando.
¿Y cómo van a tomar cuerpo estas ideas?
Todo gira en torno a Uruguay, que es el país que lleva la delegación más grande. Vamos a tener una casa que se llama Casa Uruguay en Santiago de Cuba, que es un caserón de los años cincuenta, divino, que se lo expropiaron a unos gringos. Ahí van a haber talleres, presentaciones, milongas, toques de tambores, se va a hacer la degustación, va a haber poesía. Va a ser como el encuentro de Uruguay y otros artistas de otros países que también van a ser invitados a la casa de Uruguay para mostrar sus cosas. Paralelamente va a haber otras presentaciones en plazas, en diferentes lugares, en otros teatros. Hay 15 teatros y en todos ellos los uruguayos van a tener la posibilidad de actuar en un programa que derrepente viene el ballet uruguayo y después viene una danza de Perú o el ballet de Aruba.
Lo interesante es que va a haber una gala central que es el 6 de julio, que se llama “De ritos, rituales y mixturas” en la que va a estar la Orquesta Filarmónica Juvenil de la mano de Ariel Britos, el director, y se van a suceder tango, milonga, comparsas, folclore, incluso vamos a actuar con otros grupos de allá, la Steel Band de El Cobre, grupo Cocoyé. Lo voy a hacer por bloques, arrancamos con el pericón por ejemplo, hay un video inicial donde mostramos conceptualmente lo que es Uruguay, con un grupo de folclore que va a estar ahí. Después vienen otros temas de Zitarrosa, después viene el tango, vamos a poner “La puñalada”, vamos a meter “La cumparsita”, algún tema de Jaurena, uruguayos que viven en Nueva York que hacen una música increíble que me fascinó, que la hace la orquesta juvenil y es muy parecido a Piazzola, algún pasaje en clave murga con varios temas, después viene el candombe de la mano de Pedro Ferreira. Va a ser muy variado, dura como una hora y media todo el espectáculo, con una narrativa en el medio que va ir uniendo todo.
Lo organicé por bloques como para que el espectador neófito, que no sabe lo que es Uruguay, sepa lo que es tango, candombe, murga, con un tinte didáctico para que vaya entendiendo y delimitando el marco normativo, para que vaya entendiendo como es. Va a ser un punto alto de Uruguay en el mundo, de exponer todo eso y me seduce mucho la idea de estar metiendo mano en eso y coordinando todo eso y arriesgándome también a que gente que no tiene el costado profesional, tengan una oportunidad increíble de ir a Cuba a bailar con la filarmónica a un teatro para 3 mil personas. Es como una apuesta fuerte de Uruguay y el esfuerzo de un montón de gente para ir a este evento.
Entonces además de todas las actividades oficiales, te llevás trabajo extra para promover la cultura popular uruguaya
Generé otras cosas, durante todos los días gestioné una hora de programa en una radio local para presentar el cancionero uruguayo de antes y contemporáneo. Y dejarles esa playlist para que las radios en Santiago de Cuba se acopien y sigan promocionando la música uruguaya. La idea es aprovechar todas las instancias posibles y potenciar todo el espíritu uruguayo dentro de lo posible. Voy a generar vínculos con otros grupos para que fuera del Festival, los del ballet se crucen en un momento con otros, armé un espacio para se den talleres entre ellos, se comuniquen, y lo llamé “Anidaciones” para que se generen cosas, si pintan, y se potencien los intercambios. Durante una semana va a haber un epicentro de cultura popular latinoamericana, hay que aprovechar eso y explotarlo al máximo. Es como un baño de cultura popular increíble, que todo el mundo participa. Y si nos ponemos a cuestionar algunas cosas contemporáneas sobre la diversidad, creo que nos falta un camino bastante grande para recorrer para saber realmente qué es la diversidad. En Cuba se vive de otra forma. Tendrán millones de problemas políticos, lo que vos quieras, pero me parece que la forma de la diversidad, incluso la historia de los afro que están ahí, dejarse la mota crecida, no alisarse el pelo las mujeres, hay un montón de elementos que reivindican ese espíritu de “soy esto, so what?” como decía Miles Davis. Está muy buena esa impronta. Y eso del negro con el negro, el negro con el blanco, el mestizo y no le importa y “vamo arriba”. Acá falta un montón de eso, el concepto de la diversidad como yo lo veo, hablando de Uruguay todavía es una pose, 100%. Está muy cool decir “diverso”, pero como Darwin Desbocatti dice y es verdad: “la diversidad es una sola”.