“Aprendí que existía Diego Maradona en el mismo instante en el que me enseñaron que había un país llamado Argentina y que yo era parte de él”. Así comienza uno de los textos que abre el libro La mano de Diego, publicado hace un año por Editorial Tajante de Uruguay. La autora es Micaela Domínguez, cineasta argentina que está radicada en Montevideo desde hace 9 años, donde da clases de Guion y Lenguaje cinematográfico.
En el mismo texto en que cuenta la historia que hay detrás de su primer libro, la autora reconoce que nunca le interesó demasiado el fútbol, aunque eso pasa a segundo plano cuando la conversación se sumerge en el making of de las historias que descubrió y recopiló para el proyecto. Historias de distintas partes del mundo, algunas muy lejanas a Sudamérica y a la cultura futbolera que es vanidad de todos los sudamericanos.
La mano de Diego es un libro que le escapa a los lugares comunes del fútbol, algo que siempre es difícil cuando se trata de Maradona. Su fuerza se concentra con precisión en todo lo que es el futbolista argentino más importante de la historia, pero más allá de la cancha. Eso que Micaela Domínguez aprendió con el tiempo y dando vueltas por ciudades lejanas: “Maradona es un código, un idioma internacional” o un comodín que podría usar cualquier argentino o argentina en el lugar y en la hora equivocada.
Le sucedió a ella, cuando se quedó sin transporte una fría noche de 2009, en Burlington, y necesitaba llegar a tomar un vuelo a Boston. El comodín Maradona hizo su parte y un taxista ghanés, nostálgico, quizás fan del futbolista, recordó a su padre y se animó a hacer un viaje que parecía imposible.
En esta entrevista, Micaela Domínguez revela los detalles de su libro sobre el mito de Maradona, habla de la relación entre el futbolista y el feminismo, de la odiosa comparación con Messi y reflexiona sobre lo que significaría para Argentina no ganar el mundial.
¿Qué es lo que hace tan universal a Maradona?
Creía que escribiendo el libro podría resolver el misterio, pero no lo sé. A muchos de los entrevistados y entrevistadas les pregunté por qué creían que Maradona había impactado tanto mundialmente y hay diferentes hipótesis. Algunos creen que tiene que ver con que representa un personaje de origen humilde, que tenía todo para perder y logró llegar a lugares impensados, pero en realidad hay muchos jugadores que repiten esa historia, que nacieron en una villa y sacaron adelante a toda su familia y a su barrio, es como la típica historia de futbolista. Después, también la época incidió mucho, porque hoy en día que siempre se hace la comparación Maradona-Messi, incluso acá en Uruguay con Suárez u otros jugadores que han generado impacto en el mundo, es distinto de la época en que Maradona jugó. Como cuenta el libro, en los ochenta estaba pasando de todo en el mundo, guerras, enfrentamientos, un montón de cuestiones, la caída del muro de Berlín, cosas super históricas, y él atraviesa todo eso en una época en que no existía internet. Entonces es como un ídolo popular, de los previos a la globalización extrema. Él llegaba a todos lados, pero de una forma más especial. Alguien tenía un video de una jugada de Maradona, se lo pasaba a otra persona y era como una reliquia, como en uno de los relatos, donde hay una persona que tiene un póster de Maradona y siente que es un cuadro de Picasso. En cambio, uno hoy día pone Maradona en Google y se descarga la imagen que quieras.
Es verdad, antes había una cosa más artesanal con Maradona.
Y que lo convertía en algo más especial, incluso había gente que adoraba a Maradona sin haberlo visto jugar nunca. Entonces se transforma en una especie de leyenda, así que es una combinación de cosas. Bueno, su carisma también, porque no solo se combina que era un buen jugador, sino que también un gran orador. Hay frases que se usan hoy en día tipo: “se te escapó la tortuga” o “la pelota no se mancha”, se mantienen en nuestra habla cotidiana. Entonces su personalidad, muy controvertida, su forma de hablar, la época, su origen humilde, es una combinación bastante eficiente para generar un impacto global. Pero en realidad esa es la respuesta racional, la realidad es que no lo sé y me parece que es más inexplicable que eso.

¿Pero hay alguna de esas hipótesis que por momentos te convenza?
Sí y no, porque por ejemplo eso de que es un gran orador funciona para los países hispanoparlantes, pero alguien de alguno de los países que aparecen en el libro, Irán, no tienen idea de cómo habla Maradona, ni de cómo se pelea, ni de lo gracioso que es y todas las frases de Maradona no las conocen. Y aun así sienten el mismo amor o un amor parecido, entonces esas hipótesis me convencen parcialmente, para explicar el fenómeno Maradona en ciertas zonas, pero después llego a otro lugar del mundo y digo: acá esa hipótesis no funciona.
¿En qué momento decidiste escribir este libro?
En el momento en que empecé a molestar gente, que creo que es el momento en que decido que algo se va a hacer. Yo tengo siempre un montón de proyectos en paralelo: películas, libros, artículos, estoy todo el tiempo con muchas cosas y hay un montón de proyectos que yo supongo le sucede a mucha gente, que avanzan hasta cierto punto y después los abandonó. Pero ya cuando empiezo a entrevistar personas, pedir favores y utilizar el tiempo de otra gente, ahí me lo tomo más en serio. Ahí es cuando digo: “che, esto lo tengo que hacer”, porque hay alguien que se acercó y me contó su historia. En el 2018 se me ocurrió el libro y recién a principios del 2020, cuando hice la primera entrevista, dije: “listo, se va a hacer porque hay una persona que no me conoce y yo le dije que iba a escribir un libro, esta persona confió en mí y entonces lo voy a escribir”. Así que fue a principios del 2020 y después, bueno, pandemia, entonces también el hecho de que yo estuviera encerrada en mi casa, como todo el mundo, estimuló la escritura.
¿Cómo fue el proceso de recolección de historias?
Fue un proceso con idas y vueltas. Ya conocía algunas de las historias que aparecen, porque las había escuchado en la tele o las había leído. Naturalmente fue cuestión de recordarlas. Después, mi círculo cercano sabía que estaba haciendo este libro, entonces cada vez que escuchaban algo me decían y yo iba explorando eso. Luego hice una especie de investigación en las redes sociales. Por ejemplo, buscaba el video en donde Diego Korol cuenta lo que le pasó en Nigeria, leía los comentarios en ese video en Youtube y alguien decía: “a mi tío le pasó algo parecido”. Y yo le escribía: “Hola, me querés contar sobre tu tío”. Me sumé a grupos de Facebook, de gente de Argentina o de diferentes partes del mundo y les pregunté si tenían historias con ciertas características. Usé muchísimo las redes sociales, leyendo comentarios, googleando: “Maradona me salvó la vida”, “Maradona me ayudó”, cambiando letritas. Buscaba de diferentes formas, en diferentes idiomas, y así iban apareciendo muy lentamente, hasta que Maradona murió y ahí aparecieron ochocientas trillones de historias, porque la muerte de Maradona llevó a que mucha gente, especialmente en Twitter, contara sus vivencias. Por ejemplo, la chica que está en Praga apareció así, cuando murió Maradona ella dijo: “La muerte de Maradona me recuerda esto que me pasó cuando yo estuve en Praga”. Armó un hilo de Twitter y en las respuestas había muchas otras historias.
Me imagino que quedaron muchas afuera.
Sí, un montón. Entre una historia y otra, hay lo que llamo pinceladas, que son como relatitos cortitos. Esas son historias que yo no quería que quedaran afuera o también porque no conseguí entrevistar a la persona en cuestión, no podía armar un relato más grande sin inventar un montón y yo no quería inventar. Entonces las decidí incluir. Y después hay otras que simplemente quedaron afuera, porque son muy parecidas a algunas de las que ya están. La típica historia de alguien que lo están tratando mal y de repente ven el pasaporte y es argentino, y lo dejan pasar de frontera o le iban a pegar una trompada y no le pegan, o que se yo, esa historia se repite en un montón de países distintos.
¿Qué significó para ti la muerte de Maradona?
Me angustió muchísimo, mucho más de lo que yo creía, y eso creo que nos pasó a muchas personas. Yo, como te decía, no miro fútbol, salvo los mundiales, que creo que a mucha gente le pasa, uno termina viendo el mundial porque querés formar parte de algo que excede el fútbol. Entonces no sabía que Maradona era tan importante para mí. Si bien cuando empecé a viajar me di cuenta de que mucha gente sabía sobre mi país por Maradona, cuando murió terminé de comprender que había muerto una parte muy importante de mi identidad y de nuestra identidad como argentinos. Maradona representa muchas cosas, incluso lo malo de los argentinos. Yo nací en el 86, no tengo recuerdos sin Maradona.
Un año simbólico.
Exactamente. Desde que nací Maradona está en todos lados, en todas las conversaciones, en la tele, en la calle, en las publicidades, en los escándalos, entonces fue una muerte más como de que marcó un antes y un después en vida. Pero sí fue muy fuerte para mí, primero porque yo estaba escribiendo este libro. Yo llevaba la mitad escrito cuando murió y creo que uno siempre cuando hace algo, cuando escribe una nota o un libro o hace una película, tiene la secreta esperanza de que la persona sobre la que habla lo lea eventualmente. Si bien no era mi objetivo, decía bueno, capaz que algún día Maradona lo lee. Con su muere se terminaba esa posibilidad, entonces eso me afectó y obviamente afectó después la escritura. Los cinco relatos que escribí después los escribí más triste y fue muy angustiante.

¿Cómo has visto la relación de los argentinos con Maradona después de su muerte?
Bueno, depende de qué argentinos, hay muchos argentinos. Creo que Maradona despierta muchísimas emociones y muy complejas. Emociones de amor desenfrenado y de mucha bronca, y creo que después de su muerte genera lo mismo que generaba cuando vivía. Inadvertido no pasaba y sigue sin pasar, entonces no creo que haya cambiado nuestra posición con respecto a Maradona. Sí creo su muerte agrandó ciertas cosas. Ahora está toda esa cosa de la mística, de que ven a Maradona en una nube, ven toda una cosa de que siga estando presente y ver símbolos en las canchas y que tal hizo un gol parecido a este. Entonces eso sí lo noté, que era evidente que iba a pasar, porque en Argentina somos muy de generar una mística en torno a cualquier cosa. Nos interesa eso de las señales y nos gusta armar héroes y villanos, tenemos una pasión muy extrema que lleva a un montón de seres humanos a ponerlos en un super pedestal o hundirlos salvajemente.
¿Qué piensas de las posturas que hay sobre Maradona desde el feminismo? Cuando se murió, en Chile criticaron mucho a la rapera Anita Tijoux por haberle hecho un homenaje en sus redes sociales.
Yo soy feminista y muy activamente feminista en mi día a día. Por ejemplo, yo doy clases de cine y me esfuerzo porque haya mujeres cineastas en los ejemplos que doy y que mis alumnas mujeres tengan roles que no sean los típicos de vestuario y maquillaje en los rodajes, entonces es como en algo en los que pienso siempre. Y creo que hay formas de ser feminista, no hay un solo feminismo. Hay cierta postura feminista que está más relacionada con la cultura de la cancelación, es más de bueno, que si un hombre hizo esto, esto o esto. Por ejemplo, en el caso de Maradona, hay cosas que ya sabemos. Fue un padre ausente para muchos niños, estuvo con menores, el fútbol en general es una cultura recontra machista y misógina. Entonces hay una postura de que una persona hizo esto, esto y esto, entonces me parece una persona detestable, lo cancelo y no puedo admirarlo. Yo tengo una visión con más capas, si se puede decir, de cualquier ser humano, pero no me parece que una sea la apropiada y otra no. Yo no creo que Maradona sea una persona admirable en varios aspectos de su vida, tampoco lo digo en el libro. Uno lee el libro y en ninguna parte dice: “seamos todos como Maradona”. No lo veo como ejemplo a seguir, pero al mismo tiempo me parece que fue una persona importantísima para la representación de la gente de clase baja de Argentina, de las villas y del mundo en general, de los países del tercer mundo. Puedo apreciar las partes positivas sin olvidar las negativas. Tampoco estoy a favor de decir: “a mí me gustaba como jugaba el futbol y nada más”, me parece importante ver la globalidad de una persona, pero no creo que sea una contradicción que yo sea feminista y haya escrito este libro. Y no creo que sea una contradicción que esta chica que vos decís sea feminista y admire a Maradona. Me parece que es una visión un poco superficial decir: “ah, esto no puede nunca ser compatible con esto”. Cada vida es bastante compleja.
Me acuerdo que alguien en Twitter le decía que no la volvería a escuchar, en respuesta a una foto que había subido ella de Maradona.
Pero eso de última es válido, pero es válido especialmente si uno no tenía un amor previo para esa persona. Por ejemplo, cuando salieron las acusaciones sobre Michael Jackson y la pedofilia, no me daban ganas de escuchar a Michael Jackson, porque cuando lo escuchaba me recordaba todo eso y me parece un asco. Pero yo nunca fui fan, nunca me generó grandes alegrías Michael Jackson, Maradona sí. Entonces es lo mismo que si de repente un amigo mío o alguien que yo quiero mucho abusara de una persona, hiciera algo que yo condeno. Yo lo puedo condenar, puedo estar en contra, pero no voy a dejar de querer a esa persona inmediatamente, porque el amor es mucho más irracional. Entonces yo racionalmente puedo decir me cae mal esto, pero lo sigo queriendo y lo sigo llorando. Uno no puede cuestionar la tristeza o el amor, porque eso de: “ah, no pueden llorar a Maradona porque esto”. Yo puedo llorar a quien quiera, ni siquiera a quien quiera, no me queda otra que llorar a ciertas personas, porque no elijo. Entonces si hay alguien que dice: “yo lo cancelo por esto y por esto”, esa persona nunca lo quiso y nunca le generó nada Maradona. Entonces me parece genial. Yo no condeno a los que condenan, creo que cada uno tiene su visión y por eso también me jode que me cuestionen a mí, porque yo no cuestiono al resto. Cada uno hace con su forma de juzgar lo que quiere, pero ya si juzgás la forma de juzgar de los otros, estás en el nivel de juez más choto, porque ¿quién sos vos para juzgar el juicio del otro?
¿Te sentiste cuestionada en algún momento por haber hecho este libro?
No, no, tampoco lo permitiría, porque uno para sentirse cuestionado tiene que dar lugar. Yo no les decía a mis amigas: “che, qué te parece”, les decía: “estoy haciendo esto” y no daba lugar. Me pasaba mucho que cuando iba a programas de radio especialmente, apenas arrancaba a hablar había oyentes que mandaban mensajes tipo: “de vuelta están hablando de este tipo que es despreciable, no sé qué”. Y a mí eso me cansaba pila, porque ni siquiera habían leído el libro, no sabían de qué se trataba, no me habían escuchado hablar a mí, pero ya creían que estaban haciendo su buena acción del día mandando un mensajito a la radio. Eso me jodía. Pero más de molestia, no es que yo decía: “no tendría que haber escrito este libro”. Eso nunca me pasó. Nunca dije: “ay, no puedo dormir porque escribí este libro”.
¿Por qué crees que lo que provoca Maradona en Argentina y en el mundo, de acuerdo a lo que expone tu libro, no sucede del mismo modo con Messi o con otros futbolistas actuales?
La comparación que se hace con Messi, que el pobre Messi debe estar cansado, es una combinación, por un lado, de una cosa carismática a nivel persona y también de involucramiento. En el libro se ve que Maradona de repente estaba con Fidel Castro, de repente estaba en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata con Hugo Chávez y Manu Chao haciendo la campaña en contra del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). De repente estaba con Gadafi fumando un habano o cuestionaba al Papa, entonces era una persona que se involucraba con cuestiones que tienen que ver con el mundo y eso generaba gente que lo detestaba como también muchos adeptos. Yo conozco gente de Palestina, que se acuerdan de que Maradona una vez dijo que estaba a favor de Palestina y por eso lo aman. Messi rara vez habla de qué opina sobre Palestina o sobre el Papa, es como más buena onda con todo el mundo y es un tipo más familiar y tranquilo. Entonces el involucramiento de Maradona básicamente con todo, hizo que la gente se involucrara con él. Eso, por un lado, y por otro lo que te decía antes de la época, eso también incide bastante.

¿Qué cosas que no sabías sobre Maradona conociste gracias al libro?
Honestamente, no sabía mucho sobre Maradona antes de escribir el libro. Sabía quién era Maradona, pero, por ejemplo, no sabía el orden en que había jugado en los equipos. Aprendí mucho sobre su vida y también sobre su impacto en diferentes lugares. Algo que me gustó fue entender mejor el porqué del amor de los napolitanos por Maradona, porque en el mundial del 90 había gente del Napoli que hinchaba por Argentina y no por Italia, que era sede del mundial. Y si no entendés bien el contexto cuesta comprenderlo. Me gustó entender esa diferencia entre el norte y el sur, y cómo esa cosa del norte siempre ganando los campeonatos y discriminando al sur, y lo que había representado Maradona en el posicionamiento del sur. Y claro, no era solo ganar un campeonato, era sentirse por fin orgulloso de ser del sur, eso me gustó aprenderlo, leerlo e investigarlo. Porque yo había estado ahí y no lo había entendido ni siquiera estando ahí. Había dicho: “ah, bueno, les gusta Maradona”, pero no me había puesto a pensar en los motivos reales que tienen que ver con la cultura, la identidad y la discriminación con el fútbol, que es la superficie de algo mucho más profundo.
Es como la historia del cineasta Paolo Sorrentino con Maradona.
Sí, cuando escribí la historia de Sorrentino; él le dedicó el Óscar a Maradona, me puse a investigar y no es solo él, toda la gente de Napoli siente este amor. Napoli está llena de murales de Maradona y en cada restaurante hay una foto del cocinero abrazado a Maradona, por todos lados. Y venden muñequitos de la Virgen María, San Genaro y Maradona, todos a la misma altura. Eso es algo que yo había visto y recién en el libro me puse a investigarlo, y creo que es de las cosas que más me impactaron.
La última, ¿cómo crees que le va a ir a Argentina en el mundial?
No sé, creo que la situación en Argentina está tan terrible y tensa, que tengo miedo de qué pueda pasar si no gana Argentina. Me parece que es una presión extra para los jugadores, es como: “che, tienen que ganar el mundial porque si no el país entero se va al carajo”. Toda la expectativa de Argentina para que el año entero no sea un horror está puesta en el mundial y me parece un montón eso, porque siguen siendo partidos de fútbol. Entonces no tengo ni idea qué va a pasar. Sé que, en otras ocasiones, cuando el equipo parecía prometer un montón, les fue horrible.
En el 2002.
Sí, el 2002, que era tipo: “tenemos el mejor equipo y no sé qué” y quedamos afuera en fase de grupos. Entonces tengo miedo de que pase eso y a la vez estoy un poco nerviosa por lo que pueda pasar si Argentina se va antes de lo esperado, porque bueno, está complicada Argentina. Obviamente quiero que la gente que quiero esté bien, pero también si gana Uruguay, yo vivo acá, tengo un montón de gente querida que se pondría muy contenta. Quiero que gane el que haga feliz a la gente que quiero, pero en este caso tengo más miedo que esperanza.
Créditos fotografías:
Foto encabezado: Víctor Hugo Ortega
Foto mural Villa Palito: Extraída de Antena2.com (Agencia AFP)
Foto entrevista: Mauro Pintos Bentancurt
Foto mural Napolés: Alessio Paduano (Anadolu Agency/Getty Images)